La isla Margarita tiene 2,5 kilómetros de largo por 0,5 de ancho y forma ovalada. Hasta el siglo XIV se la denominaba "la isla de los conejos". La hija del rey Béla IV es quien le dio el nombre actual, debido a que vivió en un convento dominicano de la isla. En 1908 se la declaró jardín público.
La parte sur es la más animada, con su espectacular fuente musical en la que la música se dibuja con chorros y luces, puestos y bares donde se venden limonadas, helados, langós, kürtőskalács, hamburguesas o perritos calientes. Cerca de allí está el monumento memorial al centenario de la unificación de la ciudad de 1973 (Budapest nació en 1873 de la unión de Buda, Pest y Óbuda). También hay grandes extensiones de césped bajo la sombra de enormes árboles donde tumbarse, descansar, vaguear o desconectar. En el centro de la isla hay una enorme torre de agua de estilo Art Noveau de 57 metros de altura, construida en 1911. Además muy cerca de allí está el Palatinusfürdő, un complejo de piscinas y toboganes al aire libre. También hay otras instalaciones deportivas como un pequeño estadio con pistas de atletismo. Por último, podemos visitar de manera gratuita un pequeño zoo, también en la parte central de la isla.
Al lado del zoo hay un elegante jardín que puede contemplarse desde los bancos donde escuchar música, leer un libro o simplemente disfrutar de la compañía.
Por último, en la más tranquila parte norte de la isla está el pequeño jardín japonés, con sus estanques y nenúfares, y una curiosa cascada que cae del lateral de la fachada de una casa, así como ruinas de antiguas iglesias que fueron destruidas en la invasión otomana de Hungría.
Muchísima gente va allí a correr a diario, desde bien temprano por la mañana hasta en plena noche. La vuelta exterior a la isla son algo más de 5 kilómetros, y hay una pista especial para ello, que va a ser ampliada próximamente. De la misma forma, cuando hace buen tiempo, mucha gente va a contemplar el río tomándose una cerveza o un fröccs (vino con soda).
La isla Margarita es sin duda uno de los lugares más emblemáticos y bellos de la capital húngara. Para verla por completo se necesita una mañana o una tarde, aunque mucha gente solo llega hasta la mitad o incluso se queda en la parte sur. Si tenéis tiempo, no dudéis en recorrerla en su totalidad.