María

Por Siempreenmedio @Siempreblog

13 noviembre 2013 por prosperaenmedio

Se conocieron en carnavales. Él iba de sevillana y ella de clown. Él no paraba de decir ‘quilla’ y ella estaba enfadada porque una bruja le había metido su escoba en el pantalón. Se encontraron de nuevo una noche de fiesta, les volvieron a presentar y charlaron. Por un momento él planteó la posibilidad de irse del local pero ella alegó que salía con un chico y no estaba bien irse con otro. Nunca supo cuáles eran sus verdaderas intenciones al hacerle la propuesta. Ella tenía novio y él estudiaba fuera, aun así quedaron en que se escribirían. Nada de móviles de momento. Ella memorizó su dirección repitiéndola todo el camino de vuelta a casa y a los pocos días le escribió. Mantuvieron ese intercambio de correos durante un tiempo, el justo para que ella dejara a su novio con una excusa ridícula y su estómago le diera un vuelco cada vez que un sonido anunciaba la llegada de una nueva misiva. En uno de sus mensajes él anunció que volvería a la ciudad durante un fin de semana, iba a un concierto con los amigos y ella le respondió que también asistiría de modo que era probable que se

mosaicotaller.blogspot.com.es

encontraran allí. Ella estaba emocionada, no dejó de buscarlo durante todo el recital. Lo descubrió cuando se encendieron las luces. Había bebido, le dijo que podían verse más tarde en una zona de bares pero cuando ella llegó él ya dormía la mona dentro de un coche. Su decepción sólo duró el tiempo que tardó en decidir que lo llamaría al día siguiente. Con los nervios estrujando su tripa, buscó su teléfono en la guía y le llamó a su casa. La pasó a buscar esa misma tarde. Tontearon un poco antes de que sus manos se rozaran y, con ese pretexto, las entrelazaron. Fue a la vuelta cuando hablaron de la posibilidad de empezar a salir, la distancia no supuso un problema, lo intentarían. Él la dejó en casa tras un largo beso y sonrió mientras se daba la vuelta. Ella entró con el alma agitada y anunció a su madre que había encontrado al amor de su vida. Tenía la certeza de que sería para siempre.