María de los Remedios toda su vida había hecho honor a su nombre y ayudaba a los demás en cuanto podía, desde sus amigos hasta los desconocidos que pasaban por el pueblo en busca de un respiro de sus agitados caminos. No miraba quiénes eran, de dónde venía, ni tan siquiera hacía preguntas por aquello del recelo que tienen algunos sobre su pasado. Ella misma guarda sus historias para las horas de llanto en la cama.
El amor de una madre no desdibuja la oscuridad de sus hijos, de aquel hijo dejado atrás en la ciudad. De aquel hijo que ahora la abandonó a ella y se llevo consigo su corazón, su dignidad y su vergüenza. María de los Remedios camina sin rumbo, tanto querer remediar y hoy su vida no tiene remedio.
P.D. Este microrelato es parte de una tarea de clase de la asignatura Escritura Creativa: crear una historia a partir de esta estupenda foto de Juan Rulfo. Gracias a que una amiga me dijo que le gustaba, lo publico aquí en el blog. ¿Se nota mucho la influencia de las telenovelas mexicanas? Nos vemos