Con los best sellers -"Las hijas del Capitán" lo es sin ninguna duda- ando siempre prevenido. Me pasó con " El tiempo entre costuras" que dio a conocer a María Dueñas y que copó durante semanas y semanas las listas de libros más vendidos y creo que me ha vuelto a pasar con ésta, para mí la segunda obra que leo de ella pues prescindí de " Misión olvido" y " La templanza" habida cuenta del buen sabor de boca que me había dejado la aventura tangerina.
¿Y qué es ello? Pues simplemente que dejo pasar el tiempo para no incurrir en el error de leer al dictado de lo que quieren las editoriales que leamos. Sí, sí, lo sé, es esfuerzo inútil pues con esto de los big data y no sé cuantas intromisiones más en nuestra privacidad éstas saben más de nuestros propios gustos que nosotros mismos, pero, en fin, qué queréis que os diga parece como que comportándome así mantengo mi ¿independencia? Bueno, a lo que voy. El caso es que si leí "El tiempo...." cuando llevaba en las librerías más de un año, ésta decidí tomarla en mis manos cuando vi, hará ya tres meses o así, que se había alzado al primer puesto de la lista de libros más vendidos desbancando nada más y nada menos que a "Patria" de Fernando Aramburu . Pero en fin, por favor, no nos llamemos a engaño, nada tiene que ver una cosa con otra: ser unas cuantas semanas number one no es sinónimo de nada y menos de calidad equivalente al prodigio de "Patria" que en sí misma aúna calidad y cantidad [leer reseña de esta novela aquí ]. Por ahora -y hablo ya tras haberla leído-
"Las hijas del capitán" sólo es exitosa en el número de ejemplares vendidos durante unas poquitas semanas (hoy es la nº 2 de la lista en la que lleva ya 19 semanas). No va mal, desde luego, y la editorial Planeta estará más que orgullosa de ella, sin duda alguna.
La historia que se nos cuenta es la de unas mujeres -tres hijas y su madre- que ante la sorpresiva muerte del padre y marido, Emilio Arenas, acaecida fortuitamente en los muelles de Nueva York deciden plantar cara al futuro y continuar con el negocio de comidas que este hombre había abierto en Manhattan. El negocio que se llamaba "El Capitán" trocará su nombre por el de "Las Hijas del Capitán". Estamos a mediados de 1936. Estas cuatro mujeres que no saben una palabra de inglés son vistas por los buscavidas como fáciles presas. Un abogado mafioso, Marcelo Mazza, las convencerá para que permanezcan en la ciudad mientras él les consigue en los tribunales una sustanciosa compensación económica por la muerte accidental de Emilio Arenas. Una religiosa que conoce los sinsabores de la vida, Sor Lito, nacida en un burdel, hija de una prostituta canaria y convertida en monja las ayudará para que no caigan en las garras de ese abogado italiano. Mientras, las jóvenes y hermosas hermanas Arenas - Victoria, Mona y Luz- habrán de buscarse la vida al tiempo que colaboran con Remedios, su madre, para que el negocio de comidas no se venga abajo.
La novela, aunque larga -624 páginas en papel; 534 en edición digital kindle por la que cito-, se lee con gusto y rapidez pues la trama de la misma, distribuída en 105 breves capítulos agrupados en seis grandes apartados, transcurre con fluidez gracias al ritmo a veces vertiginoso que imprime la escritora al relato. Cada una de las seis partes presenta un momento crucial en el desarrollo del argumento: Primera parte, historia de Emilio Arenas y llegada de sus hijas y de Remedios a Nueva York; Segunda parte: Entrada en escena de embaucadores (abogado Mazza principalmente) y de benefactores ( Milagros, Sor Lito...) por lo que las cuatro mujeres que ya habían decidido regresar a España cambian de idea; Tercera parte: Mona, la mediana de las hermanas, junto a Luz, la menor, empiezan a dar forma en su pensamiento a un negocio distinto al de casa de comidas que es 'Las Hijas del Capitán'; Cuarta Parte: Remedios, la madre, no quiere para nada experimentos empresariales que vayan más allá de la fonda que había montado su marido y como se opone frontalmente a los deseos de las hermanas será alejada con artimañas mientras ellas buscan apoyos para la inminente inauguración del local; Quinta parte: Remedios regresa a la casa y descubre todo lo que las hijas han urdido en su ausencia, se siente burlada y desaparece; Sexta y última parte: Desenlace de la historia principal y de todas y cada una de las historias particulares.
En cuanto a las alusiones que en el relato pueda haber a la situación crítica que se vivía en España en esas fechas, también mis expectativas se vieron algo frustradas. En primer lugar hay pocas referencias a la política nacional, tan sólo al principio de la novela cuando se habla de la fuerte emigración hacia América que en los años de la República se produjo y luego, ya casi a mitad del relato, cuando Victoria, la mayor de las hermanas, se ha casado con el tabaquero Luciano y salen en viaje de novios transportados en un lujoso automóvil. Es en ese momento cuando los hombres -la política no era cosa de mujeres, parece decirnos la autora- se preguntan por la situación política que está viviendo España:
"Traqueteaba el auto en dirección noroeste, ya sólo se veían campo y granjas, pinos, planicie. Los hombres continuaban enfrascados en su charla ajenos a Victoria, se habían quitado las chaquetas y abierto las ventanillas, habían sacado los codos, seguían fumando. Alcalá Zamora, Largo Caballero, Indalecio Prieto, Martínez Barrio, la Ley de Reforma Agraria, el rey en el exilio, la CEDA, la Falange, está tensa la cosa, Avelino, se está poniendo cada vez más negra, sabe Dios en qué va a acabar... " (pág. 266)
" La boda con Edelmira en Lausanne a la que no asistió ni un solo miembro de la familia, el parco alojamiento que había ocupado la familia en Evian, la desoladora noticia de la muerte de su hermano Gonzalo antes de cumplir los veinte tras un derrame interno provocado por un accidente de automóvil aparentemente inocuo, lo mismo que le ocurriría a él en Miami dos años más tarde aunque todavía no lo supiera. " (pág. 330)
Y poco más porque es evidente que la política nacional no es el asunto que busca la autora. Lo que ella quiere presentar es la vida de unas pobres y bravas mujeres en un mundo de hombres que las ignora y ningunea. Quizás por ello mientras los hombres que van en el coche junto a Victoria hablan de política, ella está recordando la brutalidad con que Luciano Barona, el tabaquero viudo con quien se acaba de casar y que la libró de los golpes que el abogado Mazza le iba a propinar, se comportó la noche anterior nada más haberse casado con él. Es un texto cargado de erotismo, uno de los ingredientes de cualquier buen best seller como éste:
"Él volviéndose loco al acariciar sus pechos jóvenes, sus nalgas firmes, su piel lustrosa. Ella quieta como una balsa varada, sintiendo las manos ávidas arriba y abajo, abajo y arriba, el tórax voluminoso de él aprisionando su delgada anatomía, aplastándola, dejándola casi sin respiración. Él abriéndose camino entre sus muslos tersos, hasta entrar en ella con un rugido triunfal. Ella inmóvil con la cabeza vuelta al balcón entreabierto, a su barandilla de forja labrada y a las cortinas que flotaban como fantasmas [...], notando como algo se le clavaba en las entrañas, escuchando en su oreja izquierda la respiración masculina tórrida y entrecortada. " (pág. 266)Es este mundo de hombres vs el de mujeres el que muestra la escritora. Sin duda alguna ella se posiciona del lado de su género, lo que es normal y comprensible dada la época en que estamos. Lo que ya no me parece tan normal es que en ocasiones adjudique al género masculino comportamientos y actitudes de manera un tanto generalizada. Un ejemplo que no me resisto a citar es el del oficinista al que las chicas solicitaron una dirección telefónica y ante la belleza de las mismas éste no pudo por menos que ausentarse de su presencia:
"Ahí quedó el libro, abierto y abandonado, a la espera de que al oficinista se le bajara el calentón, saliera del lavabo y acudiera en su busca. " (pág. 472)Hombre, por favor. Ni como recurso humorístico me parece de recibo esta frase. ¿Qué quiere decir la novelista: que todos los hombres viven obsesionados por el sexo? Si la novela sólo fuese destinada a lectoras femeninas me arriesgo a pensar que lo anterior pudiera considerarse como chiste o gracia, pero al ir dirigido el texto al mundo mundial sólo se me ocurre ver aquí una salida de tono, un hembrismo excesivo fuera de lugar. Quizás, vengo a discurrir, generalizaciones simplificadoras como ésta -eso son los tópicos- sean las que contribuyen a calificar la obra de best seller en el sentido de aquellas obras que no quieren dar disgusto alguno a sus potenciales lectores y en lugar de lanzar mensajes críticos abundan en tópicos a través de conductas que se quiere asentar más que evitar o denunciar.
Junto a lo anterior en la novela abundan personajes algo superficiales con comportamientos muy predecibles. Por una parte están los chicos guapos y encantadores que respetan y ayudan a las que son sus enamoradas. Estos chicos, al igual que las tres hermanas, proceden del pueblo llano y aunque al principio puedan parecer algo toscos y sinvergüenzas pronto descubriremos en ellos un gran corazón y un atractivo irresistible. Tienen estas características Tony el bolitero cuyo don de gentes le hará ascender de promotor de ilegales loterías a secretario personal de todo un personaje real como el conde de Covadonga; también Luciano Barona, quien pese a su rudeza en el sexo, es una buena persona; y lo mismo cabe decir de su hijo, Chano, boxeador que en todo seguirá los pasos paternos. Y en el otro extremo estarían los malos: el abogado Mazza; el buscavidas, proxeneta y embaucador Frank Kruzan; el Zio Marcelo que se diría sacado de algún episodio de " Breaking Bad"; e incluso cabría situar aquí a aquellos seres pertenecientes al mundo de los señoritos como César Osorio, el ayudante del doctor Castroviejo, o la madrina de este joven, Máxima Osorio, doña Maxi, una mujer tremenda, torrencial, apabullante, pero impertinente y maltratadora de sus empleados con palabras e insultos ... En fin, un maniqueísmo típico de novela popular que sólo busca agradar al lector sin exigirle esfuerzo alguno. Naturalmente hay personajes que se mueven en tierra de nadie empezando por Sor Lito, unión natural entre uno y otro mundo y sin duda el personaje que tiene una cierta mayor complejidad; y luego ya todas esas mujeres y hombres casi sin rostro de la colonia española que se reúnen en La Nacional, la sociedad de Beneficencia española, que sólo buscan ayudar y que tienen una función muy secundaria en el relato: Milagros, la fornida gallega que ayuda a las cuatro mujeres; Paco Sendra, el dueño de la Casa de Huéspedes 'La Valenciana'; el matrimonio Irigaray que regentaba una lavandería, o Venancio, el dueño del negocio de comidas que Emilio Arenas se quedaría cuando el anterior decidió volver a España.
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➢" Los hombres se acomodaron delante, Victoria sola en el asiento trasero, contemplando en silencio las calles conforme subían por la Décima avenida, dejando atrás barrios y entornos. Chelsea, el Garment District con sus talleres y almacenes de ropa, Hell's Kitchen con sus proletarios irlandeses, San Juan Hill lleno de negros, el Upper West Side con sus casas buenas y su gente fina y sus muchos judíos cuando la avenida era ya Amsterdam, Bloomingdale District, Washington Heights donde volvía a haber negocios con anuncios en español. " (pág. 266)
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➢" La zona de Cherry Street, el asentamiento de españoles más antiguo de la ciudad. Allí, en el extremo sureste de la isla de Manhattan, frente al waterfront, junto a los muelles, bajo el ruido estrepitoso del arranque del puente de Brooklyn ," (pág. 12)
Y en este tráfago neoyorquino unas pobres mujeres pueblerinas que no saben una palabra de inglés han de salir adelante. Este choque de dos mundos está bien presentado por la escritora:➢" El tráfico era constante, los cláxones sonaban con estrépito, los edificios se elevaban hasta casi el más allá. Estaban, definitivamente, en otra Nueva York. " (pág. 143)
- "Unos días se acercaba al Gansevoort Market en busca de frutas y verduras, otros bajaba al mercado de West Washington y sin entender apenas nada, compraba pollos esmirriados o aquello barato que pocos querían: sesos, quijada, lengua, careta; había mañanas en las que cruzaba de amanecida hasta el East River, al Fulton Fish Market, " (pág. 116). Es Mona, la hermana más lanzada y decidida la que efectúa este sano ejercicio de inmersión.
- "lo que un día fue aquel encaje entre Chelsea y el Greenwich Village que incluso algunos dieron en llamar Little Spain, donde la gente comía arroz con pollo los domingos y cortaba la calle a finales de julio para sacar al apóstol Santiago en procesión .· (pág. 522)
Contribuye muchísimo al gusto que produce la lectura de esta novela los coloquialismos lingüísticos que se desgranan por la obra: " Le gustaría poder decir que ninguno [ Mona en respuesta a Tony sobre el interés de ésta en ver al Conde de Covadonga], ni el más mínimo interés; si no me dejan verle, me voy a mi casa y santas pascuas, me olvido del asunto y que le den morcilla a esta gente tan engreída y tan malababa " (pág. 320)
También está muy bien lograda esa mezcla de ambos idiomas, ese espanglish, que los integrantes de la colonia española y las cuatro mujeres recién llegadas utilizan: " damn train, malditos retrasos, iba pensando. A medida que se acercaba, su figura se percibía cada vez más definida. " (pág. 320)
Por último no puedo cerrar esta reseña sin aludir a las alusiones culturales que María Dueñas deja esparcidas por el texto. En general son elementos culturalistas muy conocidos por los españoles: Lorca y el impacto que en él produjo Nueva York, la música de Joaquín Turina, las obras de Jacinto Benavente, los hermanos Álvarez Quintero, etc. Estos elementos, al tiempo que dan lustre al texto contribuyen muy mucho a su lectura y a dar satisfacción a la mayoría de los lectores, lo que es -y lo señalo sin afán alguno de minusvalorar nada- una clara característica de los best sellers.
"-Estuve con la Compañía de Teatro Español desde que Zárraga la fundó en el 21 -prosiguió-, fui la Malvaloca de los Álvarez Quintero y la María en El nido ajeno de Benavente, me sumé a los montajes que Narcisín Ibáñez Menta se trajo de Buenos Aires, conocí al poeta García Lorca cuando estuvo por aquí hace unos años fascinado con los negros de Harlem; he hecho sainete, astracanada, opereta y vodevil, Fortunio Bonanova quiso llevarme a Hollywood en el 32 y le dije que nanay... " (pág. 152)