El centro que realizaba la oferta era María López, una peluquería situada en el barrio de Sants. Cuando llegamos nos sorprendió un poco el sitio pero lo peor estaba por venir: hablándose a gritos, contestándose entre ellas, atendiendo con bastante malas formas a una clienta pakistaní con dificultades con el idioma. Lo peor las manos de la mujer que nos hizo la manicura-pedicura... aún tengo pesadillas con aquellas uñas.
En fin, que sólo es una opinión pero para que os hagáis una idea cuando nos ofreció un descuento para peinarnos, nos miramos entre las dos y sólo pudimos balbucear un "No, gracias" aterradas ante la idea de que aquella señora nos tocara el pelo.