MARÍA: MADRE, MAESTRA Y AUXILIADORA. P. Vicente Santilli, SDB, Lima mayo 2013

Por Joseantoniobenito

Magnífica conferencia pronunciada a la FENIS, Lima 19 DE MAYO 2013 por el P. Vicente Santilli

 MARÍA: MADRE,  MAESTRA Y AUXILIADORA

"Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre María de Cleofás y María Magdalena. Jesús, viendo a su madre y al lado al discípulo amado dice a su madre:

"Mujer, ahí tienes a tu hijo. Después dice al discípulo: Ahí tienes a tu madre. Y desde aquel momento el discípulo se la llevó a su casa".( Jn 19, 25-27)

1.   María, el rostro más bello de la Iglesia

Si los Santos son el rostro mejor de la Iglesia, con mayor intensidad brilla el de la Virgen María. Desde el momento que se asemeja más a Jesús. Ella es también modelo e imagen joven de la Iglesia. Ella tiene mucho que enseñarnos en nuestra peregrinación por el mundo hacia la casa del Padre. Ella, como madre vigilante nos ayuda, aun en medio de tantas miserias y debilidades, a mantenernos limpios de la corrupción que nos ataca por todos los lados.

María de Nazaret es la criatura que logró realizar más plenamente el proyecto de Dios en su vida. Fue llena de gracia y del Espíritu Santo. Y se nos presenta como modelo e icono de la vida del cristiano. Ella acepta incondicionalmente la invitación del Ángel, y con alegría, sin encerrarse en sí misma en forma narcisista,  inmediatamente, se pone en camino para ayudar a su prima Isabel, necesitada de su servicio. Y así como  formó en su seno al Hijo de Dios, nos puede educar a nosotros hasta configurarnos con su Hijo Jesús.

Don Bosco se puso a su escuela… Fue dócil a sus enseñanzas. Hoy sabemos que la Maestra y el discípulo, fueron extraordinarios. Contribuyeron grandemente a rejuvenecer el rostro de la Iglesia del siglo XIX, lleno de grandes problemas. Esto es lo que nos toca realizar ahora a cada uno. Para esto debemos acogerla en casa.

En esta charla, quisiera tocar tres puntos:

a)   María, fundadora de la Congregación,

b)   El santuario de María Auxiliadora, construido por Don Bosco como gratitud,

c)   y nuestro empeño en vivir y difundir la devoción a la Virgen.

2.   María, fundadora de la Obra salesiana

Sueño de los 9 años:

Conocemos el ambiente: un grupo de muchachos que blasfemaban y Juanito se lanza en medio de ellos para hacerlos callar a gritos y puñetazos.

Antes aparece una persona venerable, vestido solemnemente. Lo llama por nombre. Le da la tarea de guiar a esos muchachos no con golpes, sino con la mansedumbre y la caridad. Él se escusa. El personaje le habla de ciencia y que le dará una Maestra. A la pregunta ¿quién es usted?, el personaje le dice: mi nombre, pregúntaselo a mi Madre. Aquí aparece la Señora. Lo toma bondadosamente de la mano. Ve que en lugar de los muchachos han aparecido animales. Y la Señora le dice: Éste es el campo en el que debes trabajar. Hazte humilde, fuerte y robusto. Los animales se transforman en corderos, y la Señora le dice que él debe hacerlo con sus hijos. No entiende y llora. Ella poniéndole la mano sobre la cabeza: a su debido tiempo lo comprenderás todo, le dice.

Solo tres frases de Don Bosco:

* 26 de enero de 1854: "La Virgen quiere que comencemos una sociedad. Nos llamaremos salesianos".

* 1864, después de narrar el sueño de la pérgola de rosas, con énfasis Don Bosco afirma: "Es la Virgen la que quiere nuestra Congregación".

* En 1862 en una conversación con Juan Cagliero había dicho: "María Santísima es la fundadora y será la sostenedora de nuestras obras" (MB VII, 334).

Esta convicción va creciendo progresivamente según se van verificando los acontecimientos ordinarios y extraordinarios en los que Don Bosco toca con mano la intervención de la Virgen.

a)   Inmaculada y Auxiliadora

Don Bosco empieza su obra con la devoción a la Consolata, que en Turín era la devoción más difundida. Él mismo por muchos años va todos los días a confesar en el santuario de la Consolata. A partir de 1854, año en que se definió el dogma de la Inmaculada, Don Bosco se orienta ya hacia esta devoción, tanto más que en el día de la Inmaculada, con una sencilla Ave María había empezado su obra. Desde entonces, la fiesta de la Inmaculada fue siempre muy solemne. Se inspiraba en ella para inculcar la virtud de la pureza, de la rectitud  y transparencia a los jóvenes y a sus hijos.

Posteriormente, Don Bosco tuvo la idea de construir una grande iglesia a la Virgen. Quien da testimonio de ello es Don Pablo Albera (estamos en el año 1862).

"Un sábado del mes de diciembre, tal vez el día 6, Don Bosco, habiendo terminado de confesar a los jóvenes, cerca de las 11 de la noche, bajó a la cena en el comedor cercano a la cocina. Don Bosco estaba muy pensativo. El clérigo Álbera estaba solo con él, cuando Don Bosco le confió: yo he confesado tanto y, en realidad, casi no sé qué habré dicho o hecho, porque una idea me apremiaba permanentemente y me distraía. Yo pensaba: nuestra iglesia es demasiado pequeña;  no puede acoger a todos los jóvenes, a menos que estén todos apretujados. Por lo tanto construiremos otra más bella y más grande, que sea magnífica. Le daremos el título: 'iglesia de María santísima Auxiliadora'. No tengo ni un centavo, ni sé de donde tomaremos el dinero, pero esto no importa. Si Dios la quiere se hará. Yo intentaré y si no se logra hacer, la vergüenza del fracaso será toda para Don Bosco. Y que la gente diga: coepit aedificare et non potuit consummare" (MB 7,333-334)

En realidad ya desde 1844, cuando iba peregrinando de una parte a otra con los muchachos para encontrar un lugar estable, tuvo un sueño que rememoraba el de los 9 años. La Señora lo llevó a un "campo sembrado de maíz, papas, coles, remolachas y otras muchas verduras.

-   Observa de nuevo, me dijo.

Lo hice. Entonces pude contemplar una iglesia estupenda y alta. La orquesta y la música instrumental y vocal me invitaban a cantar la misa. En el interior de la iglesia había una franja blanca en la que estaba escrito con caracteres cubitales: "Esta es mi casa, de aquí saldrá mi gloria" (MO 186).

El sueño se había repetido el año siguiente, con un particular más: la iglesia habría surgido en el "lugar donde los gloriosos mártires de Turín Adventor, Solutor  y Octavio sufrieron su martirio" (MB 2,229). Naturalmente, estos sueños Don Bosco los comprendería solo posteriormente, viendo el desarrollo de su obra, signo tangible de la asistencia divina y de la presencia de María.

b)   Los orígenes históricos del título de "Auxiliadora"

El título de Auxiliadora ya había sido introducido en las letanías lauretanas a fines del siglo 16. Y era venerado también en Turín donde existía muy activa una hermandad bajo este nombre  en la iglesia de san Francisco de Paula. Pío VII en 1815, de regreso de su prisión napoleónica, retomó este título mariano para agradecer a María auxilio de la Iglesia y de los cristianos, instituyendo la fiesta para el 24 de mayo.

Se perfilaban tiempos nada fáciles. Efectivamente, el historiador Santiago Martina escribe que a mediados de 1880 la historia de la Iglesia se caracterizaba "por un choque violento entre lo viejo y lo nuevo, entre las estructuras de una sociedad oficialmente cristiana y la afirmación, cada vez más decidida, de la ciudad secular. Surge el espectáculo de un período crucial en la historia de la Iglesia que plantea de nuevo los términos de la confrontación entre el cristianismo y las culturas de las diversas épocas históricas con las que hubo de enfrentarse".

Uno de los momentos más agudos de este "violento encuentro" es la cuestión de Roma y del Estado Pontificio que parecía irremediablemente destinado  a ser conquistado por el "Reino de Italia".  Los obispos de Umbría, el 2 de febrero de 1860, invitan a los fieles a rogar a Dios "por intercesión del Corazón inmaculado de María Madre de Dios, Auxiliadora de los cristianos".

En este contexto en 1862, se dan los hechos de Espoleto. "La Virgen desde una antigua imagen de una iglesia en ruinas, cerca de Spoleto,  había hablado a un niño de 5 años y empezaba a conceder favores y gracias especiales. La noticia se divulgó rápidamente, despertando entusiasmo. Las peregrinaciones se multiplicaron desmesuradamente en el giro de pocos días. El arzobispo de Espoleto, monseñor Juan Bautista Arnaldi, impresionado por la cantidad de gente que allí acudía y por la piedad que allí se había suscitado, decretó que a la sagrada imagen le fuese dado el título de Auxilium Chrsitianorum, y se volvió un entusiasta difusor de los hechos y del culto a la Auxiliadora". (A. Giraudo).

Estos hechos se sucedieron en un clima de tensión entre Iglesia y Estado. El poder temporal del Papa estaba llegando a su fin. Pero Espoleto había sido sede episcopal de Pío IX y las apariciones animaban a los católicos italianos: el Señor no abandonaba su Iglesia y la protegía por medio de su santísima Madre.

"La Auxiliadora había sido definida por monseñor Arnaldi "astro luciente que brilla en  la oscuridad de los tiempos, protectora de la Iglesia católica, consoladora del romano Pontífice, calumniado y combatido de mil formas por los enemigos de la fe, batallera fortísima, terror del infierno, salvadora del pueblo fiel, refugio de los atribulados, esperanza de triunfo de la Iglesia y de su Augusta cabeza". (A. Giraudo).

En Turín las páginas del periódico Armonía, dieron amplia difusión a estos hechos. Don Bosco se interesa de lo sucedido y se llena de entusiasmo porque el título de Auxiliadora le parecía el más apto para manifestar su reconocimiento a la Virgen por todas las ayudas recibidas. Fue también en estas circunstancias que tuvo el sueño de las dos columnas. Teniendo como referentes  los signos que había tenido en sueños y visiones anteriores, prepara los planos para la edificación del Santuario de María Auxiliadora. No dispone de medios económicos, como él había dicho, pero está convencido que la misma Virgen edificaría su casa. "La Virgen pensará en hacer que llegue el dinero necesario", dice al maestro de obras. Y luego a confiará a los salesianos: "Cada ladrillo de esta iglesia es una gracia de la Virgen".

3.   Santuario de María Auxiliadora

Don Bosco cuando se proponía algo, lo realizaba. Sopesaba las cosas, pero se lanzaba con audacia. No se asustaba ante las dificultades, porque lo que lo empujaba era la fe en Dios y en su divina Providencia. Es por eso que, sin tener una mínima base económica se lanzó a la empresa.

Antes tuvo que adquirir el terreno del seminario que él mismo en 1854 había vendido a los Rosminianos. Todo se concluyó el 11 de febrero de 1863. Recordemos que el 11 de febrero de 1858 hubo la primera aparición en Lourdes. Él confía en los bienhechores y al apoyo de las autoridades, enviando cartas a todo el mundo.

Para el proyecto llamó antes una comisión de arquitectos, y luego, viendo que cada uno quería imponer su propio proyecto y que las discusiones no terminaban nunca, confió todo al ingeniero Antonio Spezia, el mismo que había  hecho la capilla Pinardi.

Los trabajos fueron confiados al empresario Carlos Buzzetti, antiguo oratoriano. Entre el terreno y otras adquisiciones, en mayo de 1863 había gastado 4 mil liras. Pero, poco a poco se fue avanzando. No solo Don Bosco se movía para conseguir el dinero, sino también para la aprobación. El diseño de la iglesia fue sometido al examen del canónico Lorenzo Gastaldi, quien lo aprobó y sugirió algunas modificaciones funcionales que en parte fueron aceptadas.

Es conocido el hecho del primer pago que hizo Don Bosco a Buzzetti. Lo llamó y le dijo:

   "Quiero darte enseguida un adelanto para los grandes trabajos. No sé si será mucho, pero es todo lo que tengo. Y hablando sacó su monedero, lo abrió y lo vació en las manos de capataz, que pensaba de llenarlas de monedas de oro. En cambio ¡cuál no fue la sorpresa de él y de los que lo acompañaban cuando vieron que había solo 8 céntimos! Y Don Bosco, sonriendo añadió: -Quédate tranquilo; la Virgen pensará a proveer el dinero necesario para su iglesia. Yo seré solo el instrumento, el cajero-. Y dirigiéndose a los que estaban a su lado, concluyó: -¡verán!" (MB 7,652).

A pesar de la crisis del estado italiano y otros problemas, Don Bosco siguió adelante confiando en la Virgen. El primer milagro por intercesión de María fue el del banquero Cotta, conseguido de manera asombrosa.

El senador Cotta estaba muy enfermo. Los médicos no le daban ninguna esperanza. Don Bosco lo fue a visitar y el enfermo con un hilo de voz le dice que le queda poco tiempo y luego debe partir para la eternidad.

-   No, senador, le responde Don Bosco. La Virgen necesita de usted en este mundo. Usted tiene que vivir para ayudarme a construir su iglesia.

-   No hay esperanza -suspira el anciano-.

Don Bosco lo tranquiliza y le dice:

¿Y qué haría si María Auxiliadora le concediese la gracia de curar?

El senador sonriendo, apuntó con dos dedos hacia Don Bosco: "Dos mil liras. Si sano pagaré dos mil liras durante seis meses para la iglesia de Valdocco".

"Pues bien, -dice don Bosco- yo voy a hacer rezar a mis muchachos y le espero completamente curado.

Tres días después el senador ya curado, acudió donde Don Bosco. "Aquí estoy -dijo a Don Bosco-. La Virgen me curado y he venido a pagar mi primera deuda" (Cf T. Bosco).

Así Don Bosco, confiando en la ayuda de María, pudo levantar el templo de María Auxiliadora.

c)   Nuestro compromiso: Conocer a María, amarla, imitarla, difundir su devoción.