También ha influído en el exilio forzoso el hecho de que ella sea la más rechazada del gobierno por los ciudadanos, detrás de Pedro Sánchez y por delante de Bolaños, la Yoli y Oscar Puente.
Su llegada a Andalucía como mensajera del pasado, alabando al asesino Che Guevara, a la Pasionaria y gritando el guerracivilista "No Pasarán" ha sido una insensatez que marcará su futuro en la contienda andaluza.
Los andaluces no están entusiasmados con Juanma Moreno, al que reprochan su suavidad y poca beligerancia con los antiguos socialistas, que todavía dominan muchos servicios y poderes en Andalucía, pero prefieren la suavidad tranquila del actual presidente y la ausencia de corrupción visible a los abusos, arbitrariedades y suciedades del socialismo en los tiempos en que María Jesús fue consejera y miembro destacado de la Junta, ya derrocada.
Pero los andaluces saben que si María Jesús Montero llegara a recuperar la Junta para los socialistas, regresarían los choriceos, los robos, los impuestos confiscatorios como el de las herencias, el amiguismo, el nepotismo y el deterioro de los servicios y de la vida pública.
A María Jesús le espera un largo y penoso camino en los que tendrá que recomponer el socialismo andaluz, quebrado, desmoralizado y rumiando derrota, además de convencer a los andaluces de que ella no es un remedo hortera del sanchismo y que no viene a Andalucía para reeditar los viejos tiempos del atraso, la corrupción y el trato humillante al pueblo.
Francisco Rubiales