Maria Vasco mordiendo sus dos medallas en Sídney y Osaka - Foto Toni Delgado / Parèntesi.
Le escribo un SMS preguntándole si puede traerse alguna de las medallas que ha ganado para la sesión de todos. “Hola Toni… Ningún problema. Me llevaré la olímpica y la del mundial… Si no te importa, me llevaré a London (mi perro y mi liebre). Jejeje. Hasta mañana”, responde Maria Vasco. En esta conversación con el autor de Cronómetro de Récords –y que se podrá leer entera en la segunda edición de Parèntesi, la revista de la ACV (Associació Catalana del Vènding, http://acvending.cat)– la única atleta española con una medalla en unos Juegos Olímpicos nos habla de sus últimos meses como deportista –se retirará este año–, de cómo se imagina el futuro… Y, claro, de cómo ve el Mundial de atletismo que se está disputando estos días en Moscú. Nos da sus pronósticos en los 20 km marcha femeninos, en el que participarán tres españolas (Julia Takacs, Lorena Luaces y Beatriz Pascual). Hace calor y quedamos en el Parc de la Torre-roja de Viladecans. Y sí, London es un torbellino. Poder ver y tocar sus bronces, el de los Juegos Olímpicos de Sídney 2000 y el del Mundial de Osaka 2007, no tiene precio.
– Hace unos días decías en Twitter que se te hacía raro no preparar un Mundial y Gemma Mengual te respondía que te acostumbrarías rápido. Es cierto. En parte lo echo de menos. Para mí es muy raro estar en casa junio, julio o agosto. Aunque lo he decidido yo. No me he clasificado para el Mundial porque, obviamente, no he querido y aunque quede un poco así... No podía competir en el campeonato de España porque mi madre había fallecido una semana antes. Podía haber escogido otra competición, no tenía muchas para elegir porque no las hay, pero todo fue un círculo, ¿no? Empiezas a entrenar, te lesionas... Y te das cuenta cuando ya no hay más oportunidad. Para mí el año pasado fue muy duro preparar los Juegos Olímpicos.
– ¿Por qué?Podía haberlo hecho mejor en Londres, pero tuvimos [ella y su entrenador, Rafael Sánchez, ‘Fali’] que hacer cambios en temporada porque me obligaron a ir a competir en A Coruña. No sabían si llevar a Julita Takacs o a mí. Ya tuvimos que cambiar la planificación de entrenamiento y se nota mucho... Fui décima y me quedó la pena de no llevarme un diploma en mis últimos Juegos, pero acabé súper contenta porque disfruté y lo di todo. Fue una competición de récord del mundo. Claro [sopla] no se puede hacer nada contra eso. Como muy bien hubiera quedado séptima. Las de adelante iban desorbitadas, pero desorbitadas. ¿De dónde han salido estas tías? [Yelena Lashmanova, con 20 años, se llevó el oro batiendo a la imbatible Olga Kaniskina]. Llega un momento que te dices ‘¿sabes qué? Que ya no voy a estar luchando contra este muro ya’. Te das cuenta de que posiblemente no vayas a estar compitiendo en un Mundial luchando por una medalla porque 1h 25’ no lo vas a hacer. He estado muy fuerte para hacer 1h 26’30’. Ésa es la única pena que me puede quedar, que tengo 1h 27’20’’, récord de España y sé que podía haber tenido mejor registro y haber bajado de 1h 27min, pero, claro, te preparas, llegas a un estado increíble, pero luego tienes que contar con la climatología del lugar al que vas.
– Un aspecto que los medios suelen omitir… Sé que este récord me lo van a quitar. Ojalá dure mucho tiempo, pero... El día de la marcha en Moscú me acordaré muchísimo... Me da pena, pero ese día tenía que llegar. Lo mejor de todo, es que decido dejarlo yo, que no ha sido por una lesión irreversible. Lo dejo habiendo quedado décima en unos Juegos. Me quedaría peor si me hubiese tenido que retirar, si me hubiesen descalificado... Eso sí que no lo hubiera soportado. Hice 1h 28’, que está genial. Cuando pensé que, literalmente, la palmaba fue en Pekín. Hice récord de España, pero desde el kilómetro ocho me quería morir. Sentía un dolor en mi corazón y me decía ‘¡esto no es normal!’ No era normal. Íbamos a unos ritmos desorbitados. Hice récord de España y quedé quinta. Cada uno de los Juegos en los que he participado ha tenido su encanto y su no sé qué.
– Tres españolas, Julia Takacs, Lorena Luaces y Bea Pascual, competirán en los 20 kilómetros marcha femeninos del Mundial de Moscú [martes 13 de agosto, a partir de las 7:30 horas]. Aunque sea difícil hacer pronósticos, mójate. ¿Qué posibilidades le ves a cada una? Desconozco cómo está haciendo la preparación ninguna. Voy a ciegas un poco. Por veteranía y por cómo compite y se defiende, Bea Pascual será la primera de las españolas. No sabría decirte cómo va a quedar. Igual, sexta, séptima... Lorena [Luaces] va a ser la tercera española, creo, en su primer campeonato importante. Ha estado en Copa del Mundo y de Europa, pero no es lo mismo. Para Lorena participar en el Mundial ya es un gran premio y va a intentar hacer lo que pueda. Quizás la temporada se le va a hacer larga, porque nunca ha preparado un Mundial y ese sobreesfuerzo, en verano, se nota mucho. Y Julita Takacs es una chica joven en la que veo a la gran promesa. Va a hacer buenas marcas, pero de momento se le están atragantando los campeonatos absolutos. No hay que olvidar que es una niña de 23 años y que tiene mucho camino por delante. He tenido 23, 25 años y sé lo que se pasa. El año pasado creo que quedó segunda en el Europeo sub 23 [así es, Takacs fue plata tras la sanción por dopaje de la ganador, la rusa Tatyana Mineyeva]. Ahí está con gente de su edad. En Moscú probablemente sea la segunda española, pero se llevará para casa la experiencia de participar en un campeonato del Mundo. A veces me da la sensación de que es más mayor, pero es muy joven.
– ¿Qué consejo le darías a Julia Takacs? Supongo que no haga casa a las expectativas que genera. Sí. Que tenga paciencia, siga marchando, entrenándose y cogiendo experiencia con los campeonatos, y aparque los nervios.
– Moscú será la última parada en la carrera de Yelena Isinbayeva. Un mito. Como lo ha conseguido todo, quizás le ha llegado la hora [de retirarse]. Además, a las deportistas nos llega el momento de ser madres… Seguramente, también tendrá otras motivaciones e ilusiones y no encuentre el aliciente para seguir compitiendo. ¡Eres un perro muy pesado! [le dice a London, incansable]. Y entonces claro, la entiendo perfectamente.
La atleta con su perro London - Foto: Toni Delgado / Parèntesi.
– Antes comentabas que cada una de tus citas olímpicas tuvo su encanto. Dinos una frase y una imagen para cada una. Empezamos con Atlanta 1996. Atlanta 96 fue mi gran decepción. No me gustó la organización. Me dije ‘¿éstos son unos Juegos Olímpicos?’ Estaba en un hotel y no en una villa olímpica. Me clasifiqué y quedé la 28 en 10 km. Para mí era una experiencia. Era prácticamente la mascota del equipo. Piensa que tenía 18 años...
– Sídney 2000. En Sídney me llegó una medalla cuando realmente no estaba preparada. Fui a intentar llevarme un diploma. La imagen está en el pódium, en la llegada, cuando me comunica Televisión Española que voy tercera no me lo creo. ¡Pensé que me estaban tomando el pelo!
– Atenas 2004. Atenas para mí fue un infierno. Había competido mucho ese año. Siete carreras de 20 kilómetros y llegué bastante muy cansada. Se me hizo muy largo. La preparación no la disfruté porque no me salían los entrenos. Quedé en séptimo lugar. Me llevé un diploma. Años después le quitaron la medalla a la que ganó, una griega. Te decías ‘¿y ésta qué hace aquí?’ Son cosas que no te las crees. No me gustó la villa olímpica. Viví los Juegos más como un encuentro internacional.
– Pekín 2008. Disfruté mucho. Con la edad vas aprendiendo mucho y ves que lo que tienes que hacer es no estar encerrado en el hotel y disfrutar, entrenarte, irte a recorrer la ciudad y ver diferentes competiciones. Eso es lo que te vas a llevar. Eso sí, tienes que respetar el descanso y las comidas. Me llevé un récord de España con un quinto puesto. La pena es que estuve a punto de ser tercera, porque ahí estuve hasta el kilómetro 18 y medio. En ese punto mis piernas me dijeron ‘aquí nos hemos quedado’. Me adelantaron dos y me decía ‘¡venga! ¡venga!’. Sientes una impotencia... La cabeza te puede, pero las piernas se quedaban paralizadas. Una semana antes, los médicos me decían que no sabían si podría competir o no. Fue muy duro. El primer día lo llevé mal, pero a partir de entonces me dije que iba a salir aunque fuese lesionada y que no iba a tener miedo de romperme, que no me servía de nada quedar la doce si sabía que podía conseguir una medalla. Estaba para luchar por una medalla. Teníamos muy claro [ella y su entrenador] que el oro era muy complicado porque estaba Olga Kaniskina, que hay que respetarla, pero pasó lo que pasó.
– Londres 2012. Me lo pasé muy bien, por muchos motivos. Estaba cerca de casa, me pudieron ver mis amigos y mi pareja. Llegué bien de forma, con algún contratiempo que quizás no me permitió llegar a la marca que queríamos hacer, pero disfruté 20 kilómetros. Disfruté y sufrí, pero claro fue una carrera extrema, de récord del mundo que podían haber hecho varias personas. ¡Estamos locos! Era un circuito de dos kilómetros en el que no cabía un alfiler y eso me lo llevo en mi corazón. Que una persona pueda decir que ha estado en cinco Juegos [como ella] no es nada fácil.
– ¿Cómo es la convivencia en unos Juegos Olímpicos? La Villa Olímpica es un comedor muy grande en el que estás todo el día con la cámara a cuestas haciendo fotos. Funciona como una pequeña ciudad repleta de todos los deportes. Estar todos mezclados no tiene precio.
– ¿Cual fue el deportista que más te sorprendió en Londres? Pasé muy poco tiempo allí. Al ser tan cerca, la federación no te paga ni la inauguración. Imagínate. No pude vivir nada de eso en mis últimos Juegos… Siempre me quitaré el sombrero ante Nadal. Lo suyo no tiene nombre. Me quedé alucinada en Pekín 2008. El muchacho estaba comiendo, masticando la comida y haciéndose fotos. A nadie le decía que no. Mientras Federer estaba en un hotel de cinco estrellas, Rafa estaba en la Villa Olímpica porque quería convivir con el resto de deportistas.
– ¿En qué situación está el Club Atletismo Maria Vasco? Ahora mismo, está parado. Para seguir, necesito que me ayuden económicamente. Con el Ayuntamiento de Viladecans estamos intentando llegar a algún acurdo. Quiero sacar adelante el club, que crezca, pero no lo puedo hace sola, y menos en estos momentos. Ya está formado y es en el que he estado compitiendo hasta ahora. Espero que llegue el día en el que te pueda decirte que se ha hecho.
– ¿Qué le dirías a aquellas personas que puedan leer esta entrevista y quieran ayudarte? Siempre he tenido en mente un club de atletismo para niños, para también facilitar que los padres puedan tener su equipito, y que personas en silla de rueda, invidentes… puedan formar parte también del club. Para ello necesito monitores. Yo puedo encargarme de la marcha, pero quiero que todo el mundo pueda correr, hacer saltos... Para empezar, necesito un lugar. En Viladecans no hay pista de atletismo y creo que no la va a haber nunca. Para todo eso se necesita dinero. Siempre digo que cuando empecé a entrenarme no me tenía que pagar una licencia. Me duele en el alma que venga un niño y se tenga que pagar la licencia. Por eso no hago el club. Porque lo podría hacer: lo monto y que cada uno se pague todo. Me acordaré toda mi vida de que mis padres me compraron el chándal en el Club Atletismo Viladecans. Les costó mucho. La gente me dice que ‘ostras María, es que tiene que ser así como lo propones’. Ya, pues yo no lo quiero hacer así. O cambio el chip o a ver qué pasa…
– Hablando de cambios. Tu web está en construcción.
Es una sorpresa de la que la me la está haciendo, Marta Romeral, una muy buena amiga que se dedica a ello. En la nueva web se va a ver a una Maria deportista, va a haber moda, belleza y un poco de todo, como los entrenamientos personales que hago. Será un espacio activo y actualizado para ver qué ha hecho y que hace Maria Vasco. La dirección es www.mariavasco.es. Tengo claro que voy a seguir vinculada con el deporte, ya sea con el club o los entrenamientos personales o las dos cosas, pero también con la moda y la belleza.