Mariana Grajales Coello: símbolo y ejemplo para la mujer cubana

Publicado el 27 noviembre 2019 por Santamambisa1

Mariana Grajales Coello, madre cubana que entregó a sus hijos a la lucha por la libertad en el siglo XIX, es un paradigma para las cubanas de hoy, por su ejemplo de entrega a la causa y el amor sin límites que profesó a la prole de patriotas que trajo al mundo.

Fallecida el 27 de noviembre de 1893, nació de la pareja de pardos libres formada por José Grajales Matos y Teresa Cuello Zayas, el 12 de julio de 1815, en la ciudad de Santiago de Cuba, según consta en la partida bautismal de la iglesia de Santo Tomás.

A Mariana la describen como una mujer robusta, de baja estatura, trabajadora incansable, siempre ordenada y limpia, que vestía a sus hijos con la mayor pulcritud, tierna y bondadosa, e inflexible en la disciplina.

De su vientre vieron la luz 14 hijos, de su matrimonio con Fructuoso Regüeiferos Hechavarría y luego con Marcos Evangelista Maceo, al enviudar del primero.

Con el alzamiento del 10 de octubre de 1868, Mariana hizo jurar a su esposo Marcos e hijos mayores liberar a la Patria o morir por ella.

La mayoría de los varones se incorporaron a la manigua, mientras las mujeres con la madre al frente, marcharon a curar enfermos y heridos.

No hubo flaquezas en esta cubana cuando supo de la caída de seres queridos que combatieron con valor y arrojo a las tropas españolas o fueron llevados con profundas heridas o casi moribundos.

Su fortaleza de espíritu se puso de manifiesto una y otra vez y ocurrió así cuando trajeron a su hijo Antonio con una bala en el pecho y a uno de sus hijos menores presentes –Marcos- le manifestó: “(…) y tú, empínate, porque ya es hora de que te vayas al campamento”.

Similar actitud asumió en esa ocasión con el llanto de las mujeres y echando de su lado la debilidad les dijo: “¡Fuera faldas de aquí! ¡No aguanto lágrimas! (…) ”.

De todos los hijos de Mariana, 12 participaron en las gestas independentistas, ya que dos de ellos, Manuel Regüeiferos Grajales y María Dolores Maceo Grajales, murieron antes de iniciado el proceso insurreccional.

De los hombres de la familia muchos ocuparon un lugar destacado en la oficialidad del Ejército Libertador y, por ejemplo, Antonio y José Maceo Grajales alcanzaron el grado de Mayor General; Rafael Maceo el de general de brigada; mientras los restantes merecieron otros como teniente coronel, capitán, teniente, subteniente y sargento.

Concluida la guerra en 1878, la madre salió de Cuba para instalarse en Jamaica y desde esa cercana tierra continuó colaborando con la causa, con la creación de los clubes patrióticos.

En Kingston ocurrió el fallecimiento de esa extraordinaria cubana y sus restos fueron exhumados años más tarde y trasladados a la necrópolis de Santiago de Cuba.

José Martí dijo de Mariana: “De la madre más que del padre, viene el hijo, y es gran desdicha deber el cuerpo a gente floja o nula, a quien no se puede deber el alma; pero Maceo fue feliz, porque vino de león y de leona (…)”.

Numerosos bustos y monumentos evocan en la Isla a esa patriota, en particular el erigido en el cementerio patrimonial Santa Ifigenia, donde descansa definitivamente en el Sendero de los Padres Fundadores de la nación.

En ese sagrado lugar se rinde homenaje a la Madre de todos los cubanos, quien consagró su vida a la crianza de sus hijos, bajo los principios de amor a la Patria y a la libertad.

Para sus numerosos descendientes es un orgullo tener como semilla a Mariana Grajales y manifiestan que llevar en sus venas la sangre de esa mujer es motivo de inspiración para continuar luchando por la obra que Los Maceo iniciaron, siglos atrás.

(RHC)