Con el estreno de Otra madre, arranca hoy el foco dedicado a la obra de Mariano Luque en la sala Leopoldo Lugones. La película que el realizador argentino presentó en el 19° BAFICI se proyectará una vez por día, a las 21:30, hasta el jueves 26 de octubre (atención, el domingo 22 el espacio permanecerá cerrado por las elecciones). También a las 21.30 del viernes 27, se exhibirá el corto Sociales y el largo Salsipuedes y a esa misma hora del sábado 28, el corto Así me duermo y el largo Los árboles, que ayer cerró la sección Estrenos Argentinos del 17° DocBuenosAires.
Luque es uno de los referentes del cine cordobés que Buenos Aires reconoce hace al menos cinco años. Salsipuedes constituyó un primer paso auspicioso: cuando fue mediometraje, participó de la sección Cinéfondation del Festival de Cannes de 2011 y, una vez convertido en largo, compitió en el BAFICI de 2012.
A través de aquel retrato de un matrimonio signado por la violencia machista, Luque se presentó como un realizador sensible, inteligente, sutil. Fue el primer trabajo con la actriz coterránea Mara Santucho, que algunos espectadores descubrimos algunos años antes gracias a Por sus propios ojos y Lengua materna de la también coprovinciana Liliana Paolinelli.
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Luque volvió a convocar a Santucho para protagonizar Otra madre junto a la igualmente talentosa (y cordobesa) Eva Bianco. A partir de un elenco abrumadoramente femenino, que incluye a la niña debutante Julieta Niztzschmamn, el realizador propone una definición de maternidad radicalmente opuesta al arquetipo publicitario y por lo tanto machista.
En las antípodas del estereotipo del ama de casa feliz en su hogar con su esposo e hijos, Mabel acaba de separarse, vive de changas y por lo tanto debe mudarse con su hija de cuatro años a la casa materna, habitada por otras mujeres de la familia. La contracara de este contexto adverso es la conformación de un cuerpo contenedor que por momentos pierde tonicidad (el realizador no idealiza nada) pero nunca se debilita del todo.
Los árboles es el primer largo documental de Luque. Con este retrato de su propia familia (concretamente de un abuelo paisajista y sus hijos más jóvenes), el cineasta vuelve a hacer gala de su destreza para trabajar a partir de detalles apenas perceptibles y así ofrecer frescos siempre ricos en matices y en alusiones a alguna arista de una actualidad consecuente con –pero irreductible– a su Córdoba natal. Dicho sea de paso, y para terminar con una sorpresa, en esta película también aparece la pequeña Niztzschmamn (prima del realizador).