Siempre que hablamos de maridaje se nos viene a la cabeza inevitablemente vino en lo que a bebida se refiere. Supongo que es algo que le sucede a un porcentaje bastante alto de gente. Quizá, si nos paramos un poco más llegan las cervezas o incluso los cócteles. Pero… ¿y los refrescos?. Estoy convencida de que más de uno ha puesto mueca. Pero pensemos, ¿por qué no? Hay muchos sabores de bebidas refrescantes, que pueden combinarse y mucha gente que es abstemia y que podría ser una alternativa muy útil sin renunciar a lo gourmet.
Esto es lo que la Asociación de Bebidas Refrescantes ha propuesto en el Salón Alimentaria, el entorno ideal para presentar nuevas iniciativas y que sean escuchadas.
Para ello el sumiller José Ángel Sierra impartió un taller de como combinar los sabores de refrescos con elaboraciones gastronómicas. Refrescos hay muchos y de muchos sabores, como vinos, cervezas y cócteles. Y los sabores, dulces, amargos, ácidos valen para todas las bebidas. Buscar el equilibrio o el contraste, que es en lo que consiste un maridaje, puede trabajarse también con este tipo de bebidas.
Pero ademas de los típicos y dulces, hay más que se posicionan al otro lado de la balanza: tónicas y bitters, menos populares seguramente por esa falta de dulzor y que son muy apropiados para aperitivos. De hecho, los cócteles de aperitivo suelen tener ese sabor, incluso el vermut tiene esa peculiaridad, entre amargo y dulce del que no prescindimos con unos buenos berberechos y olivas.
Una industria, la de bebidas refrescantes, que es muy potente. Colas, naranjas, tés helados, bebidas energéticas, tónicas… son muchísimas las opciones y la cantidad de marcas que se mueven en el mercado. Y, según datos de la Asociación de Bebidas Refrescantes, su consumo crece anualmente. A lo mejor de aquí unos años se han llegado a imponer este tipo de maridajes como una opción más y sean incluídos en los menús degustación de muchos restaurantes.
Estar, están. Que hagamos de ellas un uso u otro dependerá de cada uno. ¿Descabellado?… No sé, quizá no lo sea tanto. Lo que nadie puede negar es que es atrevido y curioso y que realmente no hay ninguna razón para descartarlo de entrada.