“Marinaleda constituye un ejemplo de que es posible construir hoy la sociedad que queremos para mañana”

Publicado el 25 mayo 2010 por Cuemarin

El alcalde de Marinaleda, Juan Manuel Sánchez Gordillo, divulga en Turquía su modelo de democracia postcapitalista

Antonio Cuesta. Blog de Turquía

El alcalde de Marinaleda (Sevilla), Juan Manuel Sánchez Gordillo, se encuentra en Turquía realizando una visita oficial de cuatro días invitado por el izquierdista Partido Libertad y Solidaridad (ÖDP) y durante la que expondrá su modelo de gobierno municipal democrático y anticapitalista.

A su llegada a Estambul, Gordillo ofreció una rueda de prensa en la que explicó a los medios turcos las líneas destacadas de la gestión comunitaria en Marinaleda y criticó duramente al sistema capitalista.

Para el dirigente andaluz “el capitalismo es un sistema terrorista porque se basa en la desigualdad, la violencia y la injusticia, que además ha provocado la crisis económica que vive el planeta”, y culpabilizó “al egoísmo infinito de la burguesía financiera” de causar “la mayor estafa de los últimos 50 años a nivel mundial”.

Gordillo hizo un llamado a la unión internacional de la clase obrera, “como hace la burguesía”, pues “la crisis de los ricos la estamos pagando los pobres” y acabar de una vez por todas con el sistema capitalista y fundar otro modelo donde el ser humano sea el centro de la economía.

Para el líder revolucionario esa alternativa debería contemplar: la nacionalización de la banca; el fin del actual modelo agrario y apostar por la soberanía alimentaria; la tierra, el agua y las semillas no pueden ser mercancías sino un derecho de los pueblos; poner la energía al servicio de las poblaciones y no de las multinacionales; contemplar la vivienda como un derecho de las familias y las personas y no como objeto de especulación; y el respeto de la naturaleza por encima de cualquier interés económico.

Democracia económica

También se refirió a detalles concretos sobre la experiencia de Marinaleda. En este sentido explicó cómo gracias a la lucha sostenida durante años contra los terratenientes, la localidad consiguió tierras destinadas a la producción colectiva y a partir de ahí se generó una agroindustria local.

Los jornaleros pasaron de trabajar un mes al año a ser cooperativistas de un proyecto colectivo que genera pleno empleo y beneficios para la comunidad. “En Marinaleda hicimos real la máxima de que la tierra es para quien la trabaja”, explicó Gordillo.

Los beneficios sociales y económicos son indudables: no hay paro, se frenó la emigración y todos los beneficios revierten en los trabajadores y en el pueblo. Con ello se ha hecho realidad la democracia económica.

Democracia política

La propuesta alternativa de Marinaleda tiene también su expresión en el campo de la política, como no podía ser de otra forma. Según explicó su alcalde la democracia directa y participativa permite que sean los vecinos los que cada día decidan con total libertad sobre sus asuntos. La Asamblea comunal se convierte de ese modo en el máximo órgano de decisión, por encima del Ayuntamiento, en cuestiones como los impuestos, el presupuesto municipal, la asignación de partidas presupuestarias, los programas sociales, de vivienda, etc. Todos los cargos públicos son revocables por la Asamblea.

Los vecinos deciden sobre sus problemas, de forma que Marinaleda funciona como una especie de comuna donde los trabajadores mandan sobre los hechos de su vida, y donde los responsables políticos somos los primeros en la lucha y los últimos a la hora de recibir beneficios. La ética es fundamental en la política, remachó Gordillo.

Democracia social

El tercer aspecto fue el de conseguir una democracia social, y en este terreno el programa municipal de viviendas ha sido el principal símbolo de esta conquista. El municipio necesitaba casas pero destinadas a quienes no tenían recursos: los trabajadores y sus hijos. La materialización de este programa son construcciones de 90 m2, con 3 habitaciones y un patio de 100 m2, para las que el ayuntamiento ha puesto los proyectos técnicos necesarios, materiales, obreros y el beneficiario su trabajo durante la construcción y 15 euros mensuales una vez finalizada ésta.

Pero también han sido creadas guarderías públicas a un precio aún más bajo que el de las viviendas, instalaciones deportivas y de ocio gratuitas, y un servicio sin coste de atención a mayores ofrecido por voluntarios.

La alegría es un derecho del pueblo, y por tal motivo se organizan festivales y los denominados “domingos rojos” donde los vecinos ayudan y comparten su tiempo para mejorar los jardines y calles del pueblo.

Alcanzar la utopía

Para Gordillo Marinaleda constituye un ejemplo de que es posible construir hoy la sociedad que queremos para mañana. “La utopía no es algo que no se pueda conseguir luchando: la utopía del pleno empleo, la utopía de una vivienda para todos, la utopía de que la tierra sea para quien la trabaja, los beneficios para quien los produce y el bienestar para toda la sociedad, la utopía de que no haya ni dirigentes ni dirigidos”.

Hay que ser optimistas, recalcó, pues “el optimismo es de izquierdas y revolucionario, y el pesimismo de derechas y reaccionario”.

Crisis española

Preguntado por el impacto de la crisis en Andalucía y en el estado español, Gordillo aseguró que la crisis ha dejado al descubierto que el mito del mercado autorregulador es una gran mentira y en el caso español el problema se ha debido a que la economía estaba basada fundamentalmente en la especulación inmobiliaria, “hay 4 millones de vivivendas vacías y millones de personas sin vivienda”.

Como solución propuso la unión de la izquierda sindical y política, la lucha y la movilización creativa de la población. “Hay que ir hacia una economía productiva y solidaria”, puntualizó.

Durante las jornadas del domingo y el lunes Sánchez Gordillo visitó las localidades de Samandağ y Aknehir, en el sureste del país, donde gobierna el ÖDP desde las últimas elecciones municipales. Ahí mantuvo numerosos encuentros con dirigentes políticos y vecinos para explicar su modelo alternativo postcapitalista.