En italiano: Il messaggio di Francesco a Milano commentato da Mons. Delpini
¿Aunque la visita estaba programada, por qué Papa Francisco ha elegido Milán como destinación de uno de sus acontecimientos más relevalentes en Italia?Papa Francisco tiene "algo que decir" en Milàn. Tiene algo de decir sobre la joya del Evangelio a una ciudad con la tentación de una alegria que aplaude sus exitos y rechaza las solicitudes de los ultimos; tiene algo que decir sobre el encuentro entre los pueblos a una ciudad que en el mismo tiempo es agradable y atemorizada que vive una extraordinaria generosidad y tiene la impresión de ser robada; tiene algo que decir sobre la responsabilidad de construir el futuro a una ciudad que es el laboratorio del futuro para los aspectos importantes de la vida civil como la hacienda y la economía, la cultura y la búsqueda científica, la moda y el culto de la beleza; tiene algo que decir sobre la vocación qué revela el sentido de cada vida, a la ciudad que se muestra tan desenvuelta en enfrentar los problemas cuánto molestada en ofrecer respuestas sobre el sentido de la vida y sobre la relación con Dios; tiene algo que decir sobre todo a los fieles que desean compartir el Evangelio y se sienten inadecuados frente a sus responsabilidades.
¿"En esta ciudad tengo un pueblo numeroso dice el Señor", este es el tema de la visita pensado por la Iglesia de Milán. Parece una llamada a la ciudad para reunir todas sus realidades además de los grandes numeros, de la confusión...Cual es su opinión?El lema es la mención del libro de los Acta de lo Apóstoles y es una palabra de apoyo que el Señor dirige al apóstol Paolo en una visión. Paolo está desanimado por la falta de resultados en su misión de evangelización en Atenas. El Señor le dice que en Corinto ciudad pagana, dificil, corrupta, hay un pueblo numeroso para el Señor.
La actitud con que Milán y Lombardia se disponen acoger Papa Francisco consiste en una atención y una amistad que envolve todos, cristianos y no cristianos, los catolicos practicantes y no practicantes, todos sienten en la visita del Papa un mensaje que hace convertirse en un pueblo y favorece una ocasión de encuentro; no todos tienen una simpatia natural para Papa Francisco pero creo que todos tienen un interés, una necesidad de estar y de escuchar sus palabras.
La idea de "pueblo" tan querida por Papa Francisco incluye una idea de afiliación que no impone la uniformidad, una convergencia que no elimina las diferencias y un concepto de "bien común" que legitima intereses diferentes y relaciones dialecticas. La palabra "pueblo" no es tipica de nuestro lenguaje, porqué nos hablamos de "gente". Cuando un párroco dice "gente" no quiere reclamar un poder o un papel que le reconocen quien vive en su barrio sino más bien quiere hablar de una simpatia que no se acaba al cementario de la iglesia, una atención que reacciona a la indiferencia, un sentido de la responsabilidad que quería asumir una esperanza común para viver juntos.
Quizás no se puede cerrar la gente de Milán en esta visión. Creo que en Milán hay una bondad extraordinaria hacia los pobres, los inmigrados, los presos. El compromiso de las instituciones y de los voluntarios es impresionante; las iniciativas de las comunidades cristianas tienen una inteligencia y un ánimo que me sorprenden. Seguramente también estan mezquindad, miedo, egoísmo, corrupción. Y ciertamente las soluciones no son adecuadas por todas las necesidades. Ninguno se espera del Papa soluciones y formulas. Lo que Papa Francisco podrá dar, come usted dice, una señal fuerte, una confianza renovada, también en el gesto mínimo, también en la atención minima, también en las pequeñas cosas que pueden hacer hombres y mujeres sencillos.
La enormidad de los problemas y el clamor de los medios, que a veces los amplia, pueden inducir a resignación y apatía: "Los pobres son tan numerosos que yo no puedo hacer nada".
La palabra y el ejemplo del Papa me parece que puedan enseñar: "Quizás para los pobres no puedes hacer nada, pero para el pobre que tienes delante de los ojos o que habita en tu misma vivienda, para el pobre que se llama Giuseppe o bien José o bien Joseph, puedes echar una mano, hacer algo, encontrar una habitación o un pan o un trabajo.
El Papa encontrará la Iglesia en la Misa en el Parque de Monza, en el Duomo dónde serán presientes el clero y los y en el Estadio San Siro donde se juntarán a los chicos y las chicas de la Confirmación, en definitiva una iglesia para todos. Las expectativas más difusas son las de reunirse con el Papa y de hacerlo con la simplicidad de la sonrisa, con la espontaneidad del acto que es el testigo de la manera de ser sencillos, feliz de las cosas buenas que se hacen y de la felicidad que se puede dar.
Las exspectativas son las de dejarse sorprender de una imagen que representa uno estilo de vida y tampoco por un proclama solemne o por unas declaraciones de pensamientos absurdos.
Las personas esperan una propuesta de vida eclesial que demuela el miedo, sugiera una soltura de las relaciones, practicas con sencillez algunas palabras de Evangelio.
Los fieles de la Iglesia de Milán y de las Iglesias de Lombardía se están preparando, informándose sobre las condiciones para estar presentes, sobre la organización de los transportes para llegarle a Monza, sobre los números de los chicos que sern admitidos en el Estadio San Siro.
En fin los milaneses son "enfermos de organización". De otro lugar un acontecimiento tan extraordinario con la previsión de una participación de masa impone un extraordinario esmero de organización y vigilancia.
Pero las propuestas para una preparación del evento son más profundas.
El rezo para el Papa, para el buen exito de la visita es la preparación más necesaria. El rezo crea una comunión espritual con el Papa y con el pueblo de Dios, ayuda a enfrentar el pensamiento que todo depende del empeño o del desempeño, de la conciencia o de la indiferencia de los hombres.
En el Viernes Santo, el arzobispo de Milán presidará el Via Crucis por las calles de la ciudad, tomando la reliquia del Sagrado Clavo de la crucifixión de Jesús, imitando lo que se hizó más veces en Diócesis en momentos particularmente importantes o dramáticos. Este gesto también fue pensado en preparación de la visita del Papa, para invitar todos a llevar los dolores y los problemas delante del Crucifijo y entendir que hasta de las heridas puede venir una medicina.
Así se quiere manifestar el rostro de una Iglesia cercana a la fatiga ordinaria de ser hombres y mujeres en camino hacia el Reino. Así nos preparamos a encontrar al Papa, acogiendo su invito a ser una Iglesia que vive una proximidad encantada y desinteresada.