Al pronunciar esas palabra, Draghi pensaba, probablemente, en España, el país más enfermo de Europa, que se dispone a subir el IVA, lo que equivale a acentuar todavía más la recesión y el hundimiento de la economía, un país desgraciado y gobernado por políticos sin escrúpulos que prefieren castigar a los ciudadanos y al mismo núcleo de la nación antes que renunciar a sus sucios e inmerecidos privilegios y a reducir el monstruoso e incosteable Estado que ellos han creado.
¿Está claro? Los verdaderos mentirosos, antiespañoles y monstruos son Rajoy y su gobierno, cuyas únicas actuaciones de relieve contra la crisis han consistido en subir impuestos y castigar a los ciudadanos con recortes de ingresos y servicios, mientras se niegan, miserablemente, a recortar el desproporcionado e injusto gasto del Estado.
Casi todos los recortes practicados, algunos dolorosos tan drásticos que representan el asesinato del Estado de Bienestar y de las clases humildes y medias de España, habrían podido evitarse si Rajoy y sus ministros hubieran suprimido los lujos, abusos, privilegios inmerecidos, despilfarros, caprichos y sinvergonzonerías que rodean a la clase política española y que hacen inviable el grueso y seboso Estado español. El lugar de congelar pensiones, reducir el sueldo de los funcionarios, suprimir el cheque bebé o dañar gravemente la calidad de la educación y la salud, deberían haber suprimido el Senado, reducido el sueldo y las pensiones de los políticos, haber despedido a los cientos de miles de amiguetes y familiares colocados en el Estado sin que aporten nada al bien común o cerrado las miles de instituciones, empresas y televisiones públicas abiertas por los políticos para su exclusivo beneficio, para incrementar la capacidad de gasto y para colocar a sus amigos.
Draghi ha dado en la diana y ha puesto el dedo en la llaga. El problema no es la crisis, sino la casta política, que funciona en contra del bien común, del interés general y de la decencia democrática. Para muchos de nosotros resulta tan evidente esa verdad que nos ha convertido en disidentes y nos ha hecho jurar que jamás volveremos a las urnas mientras políticos de esa calaña sigan al frente del Estado, pero para otros, convertidos en peligrosos y torpes esclavos fanáticos por la propaganda y el odio alimentado desde el poder, esa verdad es ignorada y siguen pensando en las patrañas inventadas por los partidos para ocultar la gran verdad de la culpabilidad de nuestros políticos:"Draghi es un enemigo de España", "Merkel se niega a ayudarnos", "Europa no funciona", "en Europa no hay solidaridad", etc.
La verdad pura y dura es la que ha dicho Draghi, que nuestros políticos, gente miserable y patrocinadora de una política tan antidemocrática como corrupta, prefiere castigar a su pueblo y destruir la nación antes que reducir el sucio y nauseabundo ámbito de intereses, privilegios y ventajas que se han construido dentro del sistema político español.