y recuerdos que se escapan entre los dedos como la lluvia en la tela de una araña. La memoria es un engaño y nada más. Hilamos nuestros recuerdos en futiles entretelas, pensando que han de permanecer firmes al paso de los días,y que el silencio y el olvido habrán de asentar el ruido interno que a veces nos impide escuchar.Pensamos que el tiempo habrá de asentar aquello que atesoramos. Pero el tiempo es engañoso y le gusta revolver historias para dar origen a palabras nuevas.