Tengo en mente ya algunas recetas fresquitas y ligeras para cuando llegue el buen tiempo. Estuve tentada de escribir alguna durante ese par de semanas que, al menos en Madrid, disfrutamos de muy buen tiempo. Pero ha vuelto el frío y a mí me siguen apeteciendo los platos de cuchara calentitos.
El plato de hoy es un clásico, el marmitako, lo que pasa que dándole un giro distinto: cambiamos el bonito por el salmón. Por supuesto, la idea no es mía. Lo vi en un libro de Martín Berasategui que compré hace muchos años, 'Martín Berasategui nos enseña a cocinar'. Lo vendían con un periódico.
La receta que él da es muy sencilla, pero yo ya hacía la que me había dado mi madre, así que lo único que hice fue cambiar el pescado que utilizaba.
- Lomos de salmón, limpios de piel y espinas.
- 2 dientes de ajo.
- 1 cebolla mediana.
- 1/2 pimiento rojo.
- 1 tomate.
- 3 patatas grandecitas.
- Caldo de pescado.
- 1 vasito de vino blanco.
- Aceite.
- Sal.
Preparación:
En una olla doramos dos dientes de ajo pelados. Los sacamos y reservamos. En este aceite, pochamos la cebolla picada finita. Cuando esté transparente, incorporamos el pimiento rojo, picado finito también, y el tomate, en trozos grandecitos. Dejamos que se fría todo a fuego lento.
Cuando esté rehogado, le ponemos las patatas 'tronchadas' en trozos del tamaño de un nuez. Lo movemos todo para que se mezcle bien y lo cubrimos de caldo de pescado (casero, de brick o agua más pastilla de caldo de pescado).
Por otro lado, machacamos los ajos que habíamos reservado. Los echamos a la olla, junto con el vasito de vino blanco. Lo probamos de sal y y dejamos cocer hasta que las patatas estén cocidas.
En ese momento, añadimos el salmón cortado en trozos, que previamente hemos dado una vuelta en una sartén (pero sólo una vueltecita para que no se endurezca).
Dejamos que dé un hervor y listo para comer.