Hace unos años el mármol tenía una imagen bastante anticuada, quizá incluso significaba cutre, clásico y frío, muy poca gente se paraba a admirar su majestuosidad, se encogía ante la monumentalidad de sus dibujos y raíces, o mostraban respeto hacia toda su historia. Yo soy amante incondicional de los materiales nobles porque son fieles y siempre nos enseñan una nueva cara. Viven a nuestro ritmo, cambian y crecen como lo hacemos nosotros y siempre están ahí para experimentar con ellos nuevas formas con contemporáneos diseños. El mármol nos ha enseñado a convivir con él, verlo en nuestros interiores y cada día descubrir un nuevo brillo de una de sus vetas.
Tras verlo en distintas colecciones de moda y admirando cada vez más lo artesanal llevado a este mundillo, no he podido más que compartirlo con todos vosotros. ¿qué opináis?, ¿os sumáis a esta nueva tendencia?