Marruecos acusa a sus valedores de permitir a WSRW formar parte de la Fundación Euromediterránea para el Diálogo entre Culturas

Publicado el 05 marzo 2018 por Teofermi1

Fuente y redacción: Diario La Realidad Saharaui DLRS
Noticia de Le1.ma publicada el 22 de febrero de 2018
El periódico marroquí Le1.ma, próximo al Ministerio de Exteriores marroquí, se pregunta con desconcierto en un reciente artículo cómo ha podido entrar a formar parte de la Fundación Euromediterránea para el Diálogo entre Culturas (Anna Lindh) la organización prosaharaui Western Sahara Resource Watch. Al mismo tiempo el portal acusa a dirigentes marroquíes, como el todopoderoso André Azoulay, y miembros del lobby promarroquí como la ex ministra francesa Elisabeth Guigou, de no proteger los intereses marroquíes sobre el Sahara Occidental en la mencionada organización. Todo esto sucede en un momento en que Marruecos se ve sacudido por la sentencia del Tribunal de Justicia Europeo sobre la exclusión del Sahara Occidental de los acuerdos económicos con Marruecos, al constatar que se trata de un territorio distinto de Marruecos.
El periódico marroquí publicó el pasado 22 de febrero un artículo titulado “Cuando la Fundación Anna Lindh protege a los enemigos de Marruecos” en el que denuncia que la Fundación Euromediterránea para el Diálogo entre Culturas, conocida como Anna Lindh, tiene entre sus miembros a Western Sahara Resource Watch, “una red internacional de organizaciones y activistas cuyo objetivo es disuadir a las empresas para trabajar en el Sahara marroquí, que ellos llaman ocupado”, afirman. La Fundación fue creada por la Unión Europea y los países mediterráneos, y como subraya el periódico, uno de sus fundadores es André Azoulay, político marroquí de origen judío sefardí, que fue consejero de Hassan II y de su hijo Mohamed VI.
El artículo de Le1.ma se pregunta quién ha autorizado a Western Sahara Resource Watch para formar parte de esta red, y por qué André Azoulay lo ha aceptado, sabiendo que es un hecho “que daña seriamente los intereses de Marruecos”. El periódico recuerda que WSRW busca “afirmar la soberanía del pueblo saharaui sobre los recursos naturales del Sahara como un corolario del derecho a la autodeterminación y para romper el vínculo entre la explotación de los recursos naturales y los fundamentos de la ocupación marroquí del territorio”, además de “fomentar y apoyar acciones legales contra empresas, gobiernos u organizaciones que explotan los recursos del Sahara marroquí”. El artículo recalca que WSRW “tiene una agenda que va en contra de los intereses de Marruecos y su seguridad nacional, y viola los propios cimientos de la Fundación Anna Lindh de la que es miembro y cuya filosofía es la radiación de la paz”.
La amarga queja del periódico va más allá, recordando que el Patronato de la Fundación Anna Lindh está formado por 42 estados, miembros de la Unión por el Mediterráneo, la Unión Europea y parte de la Liga Árabe. Países que califican como “amigos de Marruecos y que tradicionalmente apoyan su integridad territorial”, en referencia a la ilegal anexión marroquí del Sahara Occidental.
Para finalizar, el periódico también señala a la eurodiputada socialista, ex Ministra de Justicia en Francia y ex miembro del grupo de amistad Francia-Marruecos en la Asamblea Nacional francesa, Elisabeth Guigou, que actualmente tiene el cargo de Presidenta de la Fundación Anna Lindh. A pesar de calificarla como “amiga” de Marruecos y “uno de sus cabilderos insignia en Europa”, el periódico le acusa de no haber puesto fin “a las actividades de este alborotador” en referencia a WSRW, organización a la que califica de “dañina para el ámbito de la Fundación”, como concluye la noticia de Le1.ma.
Parafraseando el proverbio saharaui “si el peligro viene de lo alto de la montaña, ¿hacia dónde huir?”. Marruecos continua perdiendo confianza y protección de los que un día les prestaron todo el apoyo para su anexión ilegal del Sahara Occidental hace ya más de cuarenta años. El viento está cambiando de dirección y parece estar más cerca el triunfo de la razón y la implementación de la legalidad internacional que da la razón al pueblo saharaui.