Marsella, la perla de la Costa Azul

Por Viajeros

El nombre de la Costa Azul evoca playas, cine y glamour, pero esa faceta es sólo la más superficial. Esta maravillosa franja del litoral francés, la cara marinera más hermosa del país, nos ofrece un recorrido por una serie de ciudades que brillan por sí mismas. Y de entre estas, seguramente Marsella es la perla de la Costa Azul.

Marsella se encuentra en el suroeste de la Provenza, una región que destaca por el encanto de sus ciudades como Aviñón, Arles y la que nos ocupa. Es una ciudad con una personalidad muy singular: fundada por griegos (al contrario que otras muchas ciudades que han sobrevivido hasta hoy y cuyo origen es romano), floreciente bajo la bandera occitana y uno de los principales puertos del Mediterráneo occidental durante siglos.

Esta es una ciudad diferente a las otras grandes de la Costa Azul, como Niza o Cannes. Ha sabido conjugar perfectamente el turismo moderno con su encanto tradicional, que se encuentra en sus calles y comercios tradicionales. Es un gozo pasear por los barrios típicos marselleses y encontrar ahora una tienda de artesanía, ahora un café, ahora una iglesia o monumento. Marsella es una ciudad para pasear y empaparse de su atmósfera.

Por supuesto, hay un buen número de lugares que visitar en el casco histórico. Algunos de los más importantes son la Basílica de Santa Maria La Mayor, los palacios construidos por los ricos mercaderes y los fuertes de San Juan y San Nicolás; y, tomando una barca hasta el archipiélago de Frioul, una fortaleza apartada pero muy carismática: el castillo de If, donde estuvo preso el protagonista de la novela de Alejandro Dumas El Conde de Montecristo.