Marta Agudo. Historial

Publicado el 30 junio 2017 por Santosdominguez @LecturaLectores

Marta Agudo.Historial.Calambur. Barcelona, 2017.
El día quince de mayo a las doce y media salió de la consulta con las palabras “enfermedad sin tregua.”
Así comienza Historial, el tercer libro de poesía de Marta Agudo, que publica Calambur.
De una intensidad casi insoportable, a la altura y a la hondura que corresponden a la experiencia perturbadora de una enfermedad grave, los versos de Historial transportan al lector -pese al carácter intransitivo del dolor: “porque todo lo verdadero resulta intransferible”- al territorio de la fragilidad y de la incertidumbre del animal de fondo que pregunta.
Porque este es un libro más interrogativo que afirmativo o negativo, en el que la enfermedad se convierte en una experiencia de la que se sale siendo otro, en una frontera que separa un antes y un después.
También literariamente, porque la palabra desbocada de estos textos encuentra su cauce expresivo más adecuado en el poema en prosa y en el versículo, frente a la contención depurada de sus libros anteriores. Lejos de los versos cortos y elípticos de Fragmento y 28010, la intensidad emocional de esta experiencia de los límites exigía la palabra en libertad que desborda estos versos en busca de respuestas.
Pero no hay respuestas: hay exploraciones en el deterioro, el tiempo y la fragilidad. Exploraciones que, desde una mirada casi póstuma, desde “la sangre / de todo cuanto fui”, generan una nueva percepción del tiempo y del espacio, “porque el cáncer es un espacio.”
Desde ese “lado nocturno de la vida” que evoca la cita de su Susan Sontag que abre el libro, los versos interrogativos y desbocados de Historial miran “el mapamundi del dolor”para afirmar que “la esperanza persiste en el cráneo como flor que alguien deja dentro del ataúd.”
Aunque, pese a todo, hay una luz de fondo y el hospital es en los últimos versos del poema un “monumento a la segunda oportunidad.”
Quedan, imborrables, visibles, las cicatrices:
¿Cómo olvidarte, enfermedad,
anfitriona heredada de tantas cicatrices…?
Santos Domínguez