The Martian (Ridley Scott, 2015. EEUU): fiel adaptación (escrita por el guionista de Monstruoso y la magnífica La cabaña en el bosque, director de esta última además), nutrida de referencias literarias (Daniel Defoe) y cinematográficas (la superior Náufrago) donde Ridley Scott, sin ni siquiera acercarse a los objetivos que logró hace tres años con su última incursión en la ciencia-ficción, la notable Prometheus (2012), sí firma aquí su film más cercano a una buena película en años (sin contar el ya mencionado reacercamiento al universo Alien), aunque le falte la verdadera trascendencia que sí han tenido sus mejores obras. Estupideces como Red de mentiras, El reino de los cielos, Robin Hood y Dioses y reyes hacían presagiar otro patinazo del director de Thelma y Louise, pero este film tuvo, desde su propia promoción viral, un extraño aura de triunfo, lo cual consigue por momentos gracias a lo profesional de su responsable, sin ser una película verdaderamente importante, más allá de la magnitud de su producción. Un escenario, el planeta Marte (bastante mejor cuidado en el cine de lo que parece, con las infravaloradas Misión a Marte, Planeta rojo y la reciente y honesta The last days on Mars) sirve al director inglés para conducir, con realismo, una historia de tono alegre y optimista, apta para todos los públicos, a veces agradecidamente comedida, otras meticulosa y casi siempre espectacular desde un enfoque puramente visual (atención al clímax del relato, que no es otra cosa que el rescate, cómo no: realmente de aplauso), como es habitual en el autor de Gladiator. Pero es un film del Hollywood más industrial, con la indiferencia y la didáctica de andar por casa que tales películas conllevan, y sin la densidad emocional que sí tuvieron otras obras importantes y recientes del género como Gravity o Interstellar.