Martes con mi viejo profesor

Por Conmigoaprendi @conmigoaprendi

"Voy a la vieja libreria del campus a adquirir los libros de la lista de lectura de Morrie. Compro libros cuya existencia no conocía siquiera, con títulos tales como Juventud: identidad y crisis, Yo y tu, El yo dividido.
Antes de llegar a la universidad yo no sabía que las relaciones humanas pudieran ser objeto de estudio erudito. No me lo creí hasta que conocí a Morrie.
Pero su pasión por los libros es genuina y contagiosa. Empezamos a hablar en serio a veces, después de la clase, cuando el aula se queda vacía. Me hace preguntas acerca de mi vida y después saca citas de Erich Fromm, de Martin Buber, de Erik Erikson. Se remite con frecuencia a las palabras de estos autores, introduciendo sus propios consejos como notas a pie de página, aunque es evidente que él había pensado las mismas cosas por su cuenta. Es en esas ocasiones cuando me doy cuenta de que es, verdaderamente, un profesor, y no un tío. Una tarde me quejo de la confusión propia de mi edad, de la oposición entre lo que se espera de mi y lo que quiero yo mismo.
- ¿Te he hablado de la tensión de los opuestos? - me pregunta.
- ¿La tensión de los opuestos?
- La vida es una serie de tirones hacia atrás y hacia delante. Quieres hacer una cosa pero estás obligado hacer otra diferente. Algo te hace daño, pero tu sabes que debería hacértelo. Das por supuesto ciertas cosas, aunque sabes que no deberías dar nada por supuesto.
Es una tensión de opuestos, como una goma elástica estirada. Y la mayoría de nosotros vive en un punto intermedio.
- Algo parecido a un combate de lucha libre, digo.
- Un combate de lucha libre, -dice riéndose-. Sí, la vida podría describirse así.
- ¿Qué bando gana entonces? - le pregunto.
- ¿Que qué bando gana?
Me sonríe, con sus ojos llenos de arrugas, con sus dientes torcidos.
- Gana el amor. El amor gana siempre."


Mitch Albom