Son 30 años ya y siempre es la misma promesa: crecimiento económico que nunca llega, pero eso sí más desigualdad, más pobreza extrema de un lado y más riqueza extrema en la otra punta de la escala social. Por eso, si se privatiza el petróleo México y los mexicanos serán afectados. Nada de que se modernizará el sector, nada de que habrá crecimiento, jauja y potencial que anuncia el demagogo Peña Nieto que no quiere transformar nada sino seguir vendiendo al país como si fuera una venta de garaje.