Beato Arnaldo de Padua, abad benedictino. 14 de marzo (traslación de las reliquias).
En 1237 comenzó el calvario de Arnaldo, con la derrota de Padua ante Ezzelino III, un tirano bastante cruel, que asoló varias regiones de la actual Italia, y para colmo, aliado del emperador Federico II. Ezzelino se apoderó del rico monasterio de Santa Justina, encarcelando al prior del monasterio de San Benito, y haciendo huir a Arnaldo. Este se refugió en Ferrara y Monselice. Al año siguiente Federico II mandó a Ezzelino devolviera el monasterio y Arnaldo regresó, manteniendo las tensiones con Ezzelino, quien 1246 se cansó del abad, y le encerró en Asolo. Y encerrado estuvo 8 años y tres meses, hasta que falleció el 10 de febrero de 1255, víctima del poder civil, que pretendía dominar el poder de la Iglesia, con lo que algunos le consideran mártir. La leyenda escrita por un monje de Santa Justina, dice que esa noche se vieron brillar dos luces sobre la fortaleza de Asolo.
El clero pidió, y obtuvo, el cuerpo del santo, el cual fue enterrado en la iglesia de los franciscanos. Allí estuvo hasta 1259, en que Ezzelino fue derrotado totalmente por el Marqués de Ferrara; entonces el cuerpo fue trasladado y colocado al culto público en una capilla del monasterio de Santa Justina. El 14 de marzo de 1592, se realizó una invención y traslación (lo que equivale a la beatificación) del cuerpo, que fue colocado en una urna en un nuevo retablo. Nunca ha sido beatificado ni su culto reconocido oficialmente, ni se asignó un día para su celebración litúrgica, aunque los monjes de Santa Justina celebraban su memoria el 15 de marzo, hasta 1806, año en que fueron expulsados de la abadía.
A 14 de marzo además se recuerda a:
San Lubin de Chartres,
obispo
Santa Matilde,
emperatriz.