Marwán: "un artista debe ser incómodo y agitar el sistema" [entrevista]

Publicado el 06 septiembre 2023 por Alberto CaÑas @albertocmolina

En plena "vuelta al cole", el nuevo estudio de Marwán en Madrid también podría ser catalogado como un aula o centro de enseñanza, con repisas en las que asoman libros como la biografía de Bruce Springsteen o las 'letras completas' de Bob Dylan. Un lugar donde el cantautor ultima los detalles del lanzamiento de Canciones para una urgencia, el trabajo editado con su propio sello discográfico que verá la luz en unos días, y su correspondiente gira; así va a celebrar 20 años componiendo y defendiendo sus canciones. De manera que, con esta entrevista, queda oficialmente inaugurado el curso en 'El vídeo no mató a la estrella de la radio'.
Lo primero es lo primero, ¿qué tal te encuentras? Te lo pregunto porque me consta que lo has pasado mal por una lesión...
Bien, mejor. Me atropelló una bici y tuve seis fracturas, cinco de ellas en el codo. Me lo destrozaron y me lo han tenido que reconstruir. Nunca se me va a curar del todo, pero voy a estar a tope en esta gira.
Si para la gira 20 aniversario estarás recuperado, ¿entonces descartamos que la “urgencia” del titulo de este disco se deba a la lesión de tu brazo?
Debido a esta lesión en el brazo, durante esos meses tan complicados con aquella rehabilitación increíblemente dolorosa, aparte del amor de los míos, lo único que me rescató fueron las canciones. Salir de concierto y poder ir a cantar, a pesar de estar renqueante, fue lo que me salvó la vida. Sinceramente, era lo único que me hacía estar con un humor pletórico porque el resto de los días los pasaba con una pesadumbre bastante grande. Entonces la “urgencia” del título se debe a la capacidad que tienen las canciones para asaltarte en un momento dado y acompañarte, para darte alivio y hacerte sentir mejor, para transformarte un poquito, porque uno no sale ileso de una buena canción. Y cuando digo “no sale ileso” no es que salga peor, sino que siempre sale mejor. Se dice que la música es terapéutica, que está muy manido, cierto, pero la música ofrece una compañía que pocas cosas pueden igualar.
¿Y cómo te has apañado sin poder echar las manos a la guitarra durante tanto tiempo? Hay gente que es incapaz de componer sin la guitarra cerca, aunque quizás tú hayas sacado alguna lectura positiva...
La verdad es que la lesión me ha hecho crecer mucho como artista. La guitarra te obliga a estar delante del micrófono quieto y ahora puedo agarrar el micro y moverme por el escenario. Han salido a la luz partes de mí que intuía que tenía: soy más 'showman', bacilo mucho más al público, me tiro al suelo, bailo, salto... Me expreso con el cuerpo, que es algo que antes no hacía. Solo me expresaba con la voz y un poco con la guitarra, ahora me gusta mucho expresarme con el cuerpo. Durante la lesión me dediqué a escribir, aunque tampoco estaba muy inspirado en un momento de máxima turbación emocional... Me dediqué a escribir haciendo caso a algo que me dijo Drexler una vez, a quien a su vez Sabina le había recomendado escribir primero las letras y luego buscar la música. Entonces yo me dediqué únicamente a escribir letras, endecasílabos y cosas así que rimaran, y se las pasaba a mi pianista Alejandro Martínez y él buscaba la música. Así han salido temazos.
¿Y si ahora eres más 'showman' qué van a hacer los individuos que durante 20 años han comentado aquello de “Marwán es un cantautor al uso, clásico, y sus conciertos son aburridos”?
Claro [risas], mis conciertos no eran aburridos en general, pero ya he roto con cualquier prejuicio que se pueda tener respecto a los cantautores. Y mira que yo soy un cantautor que tengo mis baladones y canciones tristes, ¿eh? Sin embargo, mi repertorio actualmente, que es el de este disco de Canciones para una urgencia, es un repertorio superenérgico. Hay baladas, porque en veintitantas canciones tiene que haber baladas, pero el espectáculo que damos en directo, con la intensidad y la alegría que tenemos, podría estar en cualquier festival. Con eso te lo digo todo.
Bromas aparte, imagino que también te habrá ayudado en la recuperación contar con un estudio como este, ¿me equivoco?  
Sí, desde hace un añito aquí se gestan muchas cosas, aquí nacen las ideas. Aquí esta mi oficina, mi zona de composición y mi zona de celebración con los amigos [risas]. El sitio está guapo y es un espacio dedicado a la creatividad; es donde empiezo a darle vueltas a qué hacer con este disco o qué hacer con esta gira. Hay una estantería entera de libros de poemas y otra de libros de música porque yo leo mucho para inspirarme también; soy un músico que he escrito muchos poemas y que siempre he tenido una grandísima vocación poética. Además, el local de al lado es de mi productor y aquí está también Fran Perea con Víctor Elías, que es un pianista que te cagas, menudo artista.
Ya veo, esto no tiene desperdicio. ¿Y cuáles son los objetos más especiales que tienes por aquí?

Por aquí hay algunos objetos relacionados con mis canciones. Fíjate en ese casco de paracaidista, ese es por Mi paracaídas. ¿Ves ese autobús en miniatura, de hace 30 años de Madrid?, simboliza mi canción de Madrid. También tenía una botella de Jägermeister que...
No me lo digas, que simbolizaba Canción de autoayuda.
[Risas] No, por la canción La reina del Jäger. Nos la bebimos en una fiesta y acabé tirándola.

¿Y tu retrato?
Sí, el cuadro me lo regaló un pintor, Daniel Malpartida, que me escribió por las redes y me lo hizo.
¿Y esa guitarra que tienes ahí en la vitrina?
Esa guitarra me la compré en Sheffield, donde grabé mi disco El viejo boxeador [2020]. Si te fijas es una guitarra tenor, mas pequeñita y solo con cuatro cuerdas. Una vez fui a una tienda de guitarras y allí tenían un instrumento de 10.000 dólares en una vitrina para que nadie tocara, imagínate... A mí me pareció bonito y por eso tengo la mía aquí en esta vitrinita.

Hablando de El viejo boxeador, ¿tu carrera ha sido épica en todo momento o no siempre has estado en guardia como en la portada del disco? ¿Cómo resumirías el camino hasta aquí?
Estos 20 años han sido muy estimulantes y muy bonitos. En estos 20 años ha habido de todo, momentos buenos y malos, momentos de ebullición creativa absoluta, momentos de bloqueo creativo, amores y desamores...
Y siguiendo con ese símil pugilístico, ¿ha habido algún momento de querer tirar la toalla?
No, nunca, porque esto es lo que soy. Mi viaje es la música e ir cantando mis canciones por España, por Europa, por Latinoamérica, por Estados Unidos, donde quiero empezar a tocar ahora... Imposible abandonar; en primer lugar porque disfruto mucho, en segundo lugar porque recibo mucho y en tercer lugar porque en realidad es mi identidad. Igual a la gente le parece loco, pero yo siento que, en parte, estoy aquí para esto: compartir y compartir.
Como has viajado tanto y has conocido a tantas personas durante estos años, supongo que te habrá costado elegir colaboraciones para un disco como Canciones para una urgencia...
Sí, he querido juntarme con mucha gente a la que he ido conociendo estos años y a la que admiro mucho y que pensaba que podría hacer mejores ciertas canciones. Por ello he elegido con mucho cuidado cada dueto, desde Mi paracaídas con Míkel Izal, La ecuación con Miguel Poveda, Las cosas que no pude responder con Rozalén, La reina del Jäger con Coti, Un día de estos con Andrés Suárez ...

¿A todos tus colaboradores has propuesto la canción o alguien se te adelantó?
Sí, Míkel Izal me pidió Mi paracaídas. Nosotros nos conocimos en 2006, cuando compuse esa canción. En esa época él llegó al circuito de cantautores de Madrid y teníamos muy buena relación, porque él antes de dedicarse al indie se dedicó a la canción de autor. Esa fue una de mis primeras canciones que escuchó y por eso me dijo que quería quedarse con ella.
La colaboración de Rozalén también estaba cantada literalmente...
Claro [risas], en primer lugar porque nos la teníamos jurada desde 2013, cuando ella aún no era tan conocidísima como ahora y yo di mi primer gran concierto en el Circo Price: 'Marwan y amigos'. Desde entonces hemos cantado Las cosas que no pude responder en el Palacio de los Deportes, en La Riviera, en Galileo... en un montón de sitios. Desde el principio yo tenía clarísimo que quería grabarla con ella, desde hace muchos años.
Con lo fácil que habría sido “limitarte”, entre comillas, a volver a grabar tus éxitos con estas colaboraciones especiales, pero no. En Canciones para una urgencia también encontramos algún que otro tema inédito...
Sí, creo que Adrenalina y Pensábamos que el amor es solo una fiesta van a dar mucho que hablar y se van a convertir en clásicos en directo. Pensábamos que el amor es solo una fiesta es muy pop, muy divertida, y va a encender a la gente a lo loco. Adrenalina es puro Sabina y creo que va a emocionar mucho; una de las mejores letras que he hecho en mi vida. Habla de las personas que no pueden tener una vida dentro de los cánones de la formalidad relacional, sino que necesitan la intensidad de muchas relaciones.
¿Y qué te cuentas de Lo llaman vida junto a Nach y ese mensaje tan directo? Me da que tú no puedes evitar tratar de ayudar a los demás dentro de tus posibilidades...
No sé si la canción ayuda o no ayuda, pero a mí me encanta ayudar a la gente y estar siempre a favor de los desfavorecidos y que los colectivos más vulnerables sean atendidos. En este caso la canción nace a raíz de un tema de sensibilidad personal, nace de la película En los márgenes dirigida por Juan Diego Botto, que muestra cómo en nuestras propias ciudades hay inmigrantes que sufren discriminación, personas que pierden sus pisos o viven en la más absoluta miseria. Últimamente las canciones parecen estar vacías de contenido y yo vengo de una tradición de cantautores donde las canciones están absolutamente llenas de contenido. Uno de estos contenidos que siempre me han emocionado es la canción social y por eso me apetecía contar la historia de algunas personas que sufren.

Hay quien prefiere no tocar estos temas sociales para que nadie se ofenda...
Por supuesto, es la opción de cada uno y cada artista tiene que elegir. En mi caso siempre me ha salido mojarme. Yo tengo mis ideas políticas, pero mas allá de ellas, tengo una sensibilidad social que se ve en mis canciones. Si el precio que tengo que pagar es que alguien se ofenda, no me importa. No sé si un artista tiene el deber de ofender, pero posiblemente sí tenga el derecho de hacerlo. Insisto, no me gusta juzgar a los demás, pero creo que un artista debe ser incómodo y agitar el sistema, aunque sea de un modo súpereducado.
¿Por ejemplo?
Por ejemplo, Jorge Drexler, quien no destaca mucho por la canción protesta, en su último disco tiene una canción llamada ¡Oh, algoritmo! que habla del sistema con una clase brutal, sin señalar, sin empujar a nadie, y que confronta con problemas de nuestra sociedad. El arte debe plantear estas cuestiones y no plegarse al sistema porque sí. 

Quizás la “urgencia” del título de este disco también se refiera precisamente a estas cuestiones...
Sí, en esta sociedad en la que vivimos hay mucha urgencia y lo más urgente es la ética. En este mundo la ética es difícil que llegue al poder, y si lo hace, los poderes fácticos no lo permiten.
Por cierto, que casi se me olvida, ¿cuál es el título de la canción que mejor podría resumir estos 20 años sobre los escenarios?
Un día de estos es la favoritísima de casi todo el mundo, y a mí me encanta, pero me gusta más La vida cuesta. Es una canción que cuenta cosas muy fuertes de una forma muy poética.
Y ya que la gira del 20 aniversario también está a la vuelta de la esquina, ¿te vas a limitar a tus éxitos o vas a tratar de rescatar otras canciones que lleves tiempo sin tocar?
Principalmente voy a meter las canciones de este disco, que son mis éxitos y también estas nuevas. Voy a ir a matar [risas].

Tú ya no bajas el listón, ¿verdad?
No, es que ya no puede bajar [risas].

Texto: Alberto C. Molina

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