El común de los mortales critica Mourinho haciendo un pequeño juego de palabras, le llama Llourinho, llorón, es una manera muy benévola de ejercer la crítica.
A mí, Moourinho, Mou, para abreviar, me recuerda mucho, quizá demasiado a Rajoy. Ambos son dos ventajistas, dos fuleros de tomo y lomo. Recuerdo con cierta sonrisa cuando ese aspid en forma de diputado que es Alfonso Guerra, en los prolegómenos del primer triunfo del Psoe en las elecciones generales, intentó desprestigiar a Adolfo Suárez llamándole el tahur de Misissipi. Era una perfecta boutade como todos los dichos famosos de nuestro querido Alfonso, tal vez, el ejemplo más claro de superviencia congresual, si no lo es, le faltara poco para ser el diputado más antiguo de nuestro Congreso.
Todos, absolutamente todos, los políticos tienen algo de tahures, de trileros, de prestidigitadores, si no, no podrían ejercer dicha profesión.
Y todo esto me lo ha sugerido ese trilero entre los trileros, ese tahur entre los tahures que es, iba a llamarlo, tal como lo hizo ese santo que fue y seguramente es Manolo Preciado, el fallecido entrenador del Sporting de Gijón, canalla pero no lo hago, no vaya a ser que se me ofendan los canallas y, entonces, no ganaría para juicios en defensa del honor y la propia imagen.
A propósito, ¿ustedes se han dado cuenta de que este país de todos nuestros pecados es el más marxista de todos los países?
Llevo siglos diciendo que el marxismo reducido a una sola expresión es aquella que afirma que todo es economía.
En España, por ejemplo, v. no puede decir de un canalla aunque lo sea que es un canalla porque se lo impiden dos preceptos de nuestro Ordenamiento jurídico, el 1º, del Código penal, con lo que esto asusta, que prohíbe la injuria o sea decirle a uno sinceramente lo que es, y otro de una ley especial que se sacaron nuestros eximios legisladores de la manga cuando comprobaron que no se podía cerrar las bocas de los verdadicientes con sólo la amenaza penal porque el “delincuente” podía esquivar la pena simplemente retractándose de su maledicencia, de su injuria en el acto de conciliación imprescindiblemente previo en el proceso por injurias.
Entonces, nuestros diputados, convenientemente espoleados por todos los partidarios de la mordaza, aprobaron la ley de protección del derecho al honor a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen, átame esta mosca por el rabo, de manera que tú no puedes decirle a un tío que ha insultado a todo bicho viviente que él también es un bicho pero malviviente porque como anda ahíto de dinero no sólo del que tiene sino también del que va a ganar, el tío te demanda ante los tribunales por mor de la jodida y referida ley y te puede embargar no sólo la pensión, si la cobras, sino incluso los muebles de tu casa, excepto la cama, la mesa para comer y tantas sillas como personas constituyan tu familia, lo que se llama patrimonio familiar inembargable, de modo que tal como nos predijo el jodido judío alemán, el puñetero Marx, quien domine la economía, como TODO NO ES MÁS QUE CANALLESCA ECONOMIA, no sólo dominará el mundo material, el de las jodidas cosas materiales, sino también el de las mal llamadas cosas espirituales, el arte, la filosofía, la religión, la ciencia, EL DERECHO, etc., de manera que el que tiene dinero, o sea canallesca economía puede campar a sus anchas por todo el mundo, porque él, sí, él sí que puede decirle a los demás, como hace Mourinho, no sólo todo lo que son sino incluso lo que no son, como hizo con el pobre Preciado, que se murió del disgusto, cuando le dijo que era una mierda de entrenador que vendía sus partidos al Barcelona, o incluso pasar de los dichos a los hechos como hizo con el tal Pito, lito, o qué se yo como se llama el puñetero tío que no lo conocen ni en su casa a la hora de comer, como le ocurre a todo el que se mete con él, con Mourinho, que automáticamente pasa a ser un don Nadie, absolutamente desconocido al lado de él , de Mou, no ya el the special one, sino el Unico, el Gran Dios del Fútbol, el todopoderoso, el intocable.
Porque a ver quién es el guapo que llama a este tío por su nombre, enseguida no sólo él, al que le sobra el dinero para demandarte, sino que detrás de él tiene, ni más ni menos que a ese tío, muchísimo más peligroso que él, y, por lo tanto mucho peor, porque no sólo no utiliza nunca su propio dinero como él mismo no se cansa de afirmar sino el del mejor club de todos los tiempos, porque, como buen mafioso, no dice las cosas sino que las hace, con la más beatífica de las sonrisas, con el más perfecto aspecto episcopal, como el mejor de los personajes de Mario Puzzo.
Por eso el tío, después de perder con el Borussia, va y dice que Web es un buen árbitro pero que no le mostró a Hummel la roja para que pudiera jugar la final de la Champion, o sea, que hay una especialísima conspiración no contra el Madrid sino contra él, en la que no sólo participa el más canallesco de todos los equipos del mundo, el Barça, del que estuvo comiendo cuando sólo era un pobre y ocasional traductor de inglés muerto de hambre, que si tenía algo que llevarse a la boca, él y su familia, era por la generosidad de ese loco de Joan Gaspar que lo tenía alojado totalmente gratis en uno de su hoteles, ya que sólo ganaba diez mil pesetas al mes, sino ese humildísimo equipo, el Borussia que hace un par de años estuvo a punto de desaparecer abrumado por las deudas que la política del ReaL Madrid, eximio representante del peor de los capitalismos, por eso no admito que se pueda ser de izquierdas y del RM, ha impuesto en el mundo mundial, o sea, que ya no es el mejor equipo actual del futbol, el Barça, sino el más humilde de todos los humildes el que también conspira contra él y soborna no se sabe bien con qué dinero al árbitro inglés Web, del que Mou decía que era su amigo, antes del partido.
O sea, coño, como se ve, marxismo puro, jodido y puñetero marxismo, en ese inmaculado mundo que todos esos canallescos hipócritas quieren mantener como un oasis de honradez fuera de la total corrupción del universo.
Y es que la verdad es la verdad, la diga el omnipotente Agamenón o el apestoso de su porquero.