De Mary Pierce se recuerdan dos cosas. Una, la imagen de campeona de Roland Garros 2000 con Conchita Martínez al lado -sigue siendo el último jugador galo en ganar en París-.
Y dos, los desgarradores gritos que profería agarrándose su rodilla izquierda un 26 de octubre del 2006. Tenía 31 años, se acababa de romper el ligamento cruzado y no llegó a recuperarse
Puede leer Mary Pierce: “sin Jesús pude caer en cualquier cosa tras mi lesión" en la sección de noticias evangélicas de Protestante Digital.