Rue de Spa 141000 Bruselas (Bélgica)Habitación: 20 Fecha de entrada: 24/09/2022
Tarifa: 135€ (SA)
En el corazón del barrio europeo. A 10 minutos caminando de la Comisión, a 15 del Parlamento, y a 20 de la Grand Place, en una calle tranquila, rodeado de aburridos edificios burocráticos de las instituciones europeas encontramos este pequeño palacete, de tres alturas de estilo clásico con un punto italianizante, con balcones de forja, puerta labrada y paso de carruajes. Sobre dos escalones, una poderosa puerta de madera verde, muy iluminada bajo un cartel de lona que indica la ubicación del establecimiento. Un lector de tarjetas (para el acceso una vez que ya hemos hecho el check in) y un timbre con videoportero nos reciben. La puerta se abre casi automáticamente a un pasillo iluminado con mucha luz algo fría. Varias escaleras o una rampa nos dejan junto al pequeño mostrador de recepción, protegido con un metacrilato por el covid. Tras él una mesa ordenada con un ordenador, un teléfono y un par de carpetas abiertas. Hacia la izquierda se abre un lujoso salón cálido, de luces indirectas, con mullidos sofás y gruesas alfombras, muebles de madera cuidada, un pequeño mueble bar ofrece una bebida de cortesía y una biblioteca provee revistas, folletos y libros. En la recepción nos atiende un hombre en perfecto castellano preguntándonos por nuestro viaje. Después se ocupa rápidamente de nuestro pasaporte y de cobrar la estancia mientras nos explica el funcionamiento del hotel, los horarios y el wifi que funciona a gran velocidad en todo el edificio. Nos entrega una tarjeta que servirá para abrir la puerta exterior del edificio, ya que por la noche no hay recepción operativa, y una llave normal con un llavero pequeño para la habitación.Nos acompaña un par de pasos hacia la izquierda por un pasillo moderno, de fría luz en el que encontramos el ascensor. Moderno, amplio, con iluminación puntual, puertas automáticas en metal, una pared de espejo y moderna botonadura que se ilumina al pulsar. Las puertas se abren a un pequeño recibidor con una gruesa moqueta roja. Paredes altas con molduras de escayola de formas clásicas. El pasillo con luces indirectas que se van encendiendo y apagando conforme avanzamos nos obliga a bajar tres escaleras, subir dos y volver a bajar otras tres hasta que nos encontramos delante de la puerta de nuestra habitación. Blanca, moderna, con el número rotulado en la misma, y a sus pies una pequeña alfombra de rayas de colores. Tras la puerta, el suelo se convierte en una espectacular madera, el espacio se abre enorme y generoso y el techo, blanco, con escayola labrada, sube por encima de los cinco metros.