El fragmento del “Evangelio de San Juan”, una falsificación de 1924, tiene los mismos saltos de línea, idéntica grafía, la misma tinta y fue escrito con un instrumento como el empleado para el “Evangelio de la Esposa de Jesús”.
“Verdadero”, “falso”, “verdadero”, “falso”, “verdadero”, “falso”… Como si estuviéramos deshojando una margarita, la última noticia sobre el “Evangelio de la Mujer de Jesús” es que efectivamente es un fraude.
Hace tan solo un mes que la Harvard Theological Review publicaba que los exámenes realizados al papiro llamado “Evangelio de la Esposa de Jesús” no eran afines con la falsificación: el pergamino pertenecía al siglo VIII y la tinta estaba acorde con la de la época.
Sin embargo, los argumentos de este estudio no bastaron para convencer al especialista en copto Christian Askeland, sino todo lo contrario, pues recordó que el “Evangelio de Juan” databa de la misma época y, sin embargo, había sido declarado, sin lugar a dudas, un fraude de 1924.
Significativas similitudes
No solo ambos papiros tienen idéntica antigüedad, constatada mediante el radiocarbono, el tipo de letra, la tinta y el instrumento de escritura empleado también coinciden en ambos documentos.
Christian Askeland.
“Hay dos factores que indican de inmediato que se trataba de una falsificación—declara Askeland a Wall Street Journal—: en primer lugar, el fragmento comparte los mismos saltos de línea que la falsificación de 1924; en segundo lugar, el fragmento contenía un dialecto peculiar de copto llamado Lycopolitan, que cayó en desuso durante o antes del siglo VI”.
Lo que dice Askeland significa ni más ni menos que los dos fragmentos fueron escritos en un dialecto que no existía en el momento en que se han fechado los papiros.
Incluso Karen L. King, la historiadora de Harvard Divinity School que anunció el descubrimiento del “Evangelio de la Esposa de Jesús”, considera que las apreciaciones de Askeland son dignas de tener en cuenta.