Y de fotografías sigue la cosa; la instantánea de hoy muestra a Letizia mucho antes de ser reina o princesa, cuando, como estudiante, anunciaba una marca de cigarrillos, hoy desaparecida, en Jalisco.
Hubo quien intentó desprestigiar actualmente la figura de la experiodista por la publicación de estas instantáneas, y creo que se equivoca. Independientemente de que sea uno favorable o contrario al régimen político -a muchos progresistas de corte republicano les convendría recordar que la mayoría de los países nórdicos son monarquías como la española- no deja de ser evidente la proximidad de la reina actual al pueblo del que procede. Que una mujer divorciada, periodista y de ideología escasamente favorable a la monarquía termine siendo la reina de un país del primer mundo, es un síntoma de alta salud democrática, con la dosis de tolerancia que se precisa en prácticamente, la totalidad de ámbitos de la vida y más en el de los sentimientos políticos en una España con una población que no suele caracterizarse por la mesura en sus consideraciones.