“Dar la vida por amor” sería la máxima expresión que definiría a este ejército de la Antigua Grecia. La Legión Sagrada estaba compuesta por un total de 150 parejas masculinas de soldados-amantes(otra modalidad de los 300, pero cambiando su condición sexual), donde uno era el mayor de edad y denominado conductor (Heniochoi), mientras que su pareja sentimental era más joven y se denominaba compañero (Paraibatai).
El resultado: Nunca fueron derrotados en batalla.
El batallón o legión fue creada por Górgidas, que le impuso una férrea disciplina con la condición de que quienes la integraran fueran parejas homosexuales, para así dar su mayor entrega en batalla. Durante 30 años de funcionamiento que tuvo, nunca fue derrotada en batalla de manera individual o complementando al resto del ejército tebano.
Su eficacia llegó hasta la hostilidad que existía entre Tebas y Esparta. La Legión Sagrada fue ganando una mayor notoriedad hasta ser incluso usada como guardia personal, y su mayores victorias contra Esparta se produjeron en dos batallas; Batalla de Leuctra y Batalla de Mantinea. En ambas el cuerpo de élite tebano humilló a los espartanos generándoles tales daños que Tebas tomó una posición relevante en Grecia y la ciudad-estado de Esparta no retomaría jamás su importancia anterior.
Su final supuso la única derrota de la Legión, pero llamar derrota a la actitud que demostraron no es apropiado.
Filipo II de Macedonia y su hijo Alejandro Magno pusieron en marcha su campaña para terminar con la independencia de las ciudades-estado griegas unificándolas bajo una misma autoridad griega. A la hora de confrontar los ejércitos macedonios contra los de Tebas, Filipo contaba con una experiencia que le deba ventaja; fue prisionero en Tebas, donde aprendió sus tácticas y secretos militares. El choque se produjo en el asentamiento de Queronea, donde los macedonios se enfrentaron a una coalición de Atenas y Tebas. El ejército tebano se vio superado, comenzando una desbandada general, excepto la Legión Sagrada, que se mantuvo en su posición donde cayeron 254 de los 300 hombres que la componían. El mismo Filipo quedó impresionado por la entrega y muerte de la Legión.
¡Au! ¡Au!, gritaban los espartanos en la conocida película 300, pero cuando se toparon con la Legión Sagrada de Tebas gritarían ¡Ay! ¡Ay!, huyendo de la eficacia de estos disciplinados y enamorados soldados.