Aunque nos gustaría, no podremos evitar los golpe que la vida tiene reservados para nuestros hijos. Decepciones, desengaños, fracasos, miedos… El sufrimiento lógico que todos debemos sentir en la vida, se nos hace insufrible si lo sentimos en las carnes de nuestros hijos.
Evitar dolor es una de las tareas de las madres y aunque, lamentablemente, no siempre podemos hacerlo, sí podemos curarlo. Ya os conté que hace unas semanas descubrí Arnidol, un producto para evitar los moratones y los chichones que se presenta en una barrita lila, algo más grande que una barra de labios y que es casi milagroso para aliviar el dolor de un golpe y evitar que aparezcan chichones y morados. Está compuesto de productos naturales (árnica y harpagofito) que puedes usar tantas veces como desees.
Sigo maravillándome de la eficacia de este producto. Mi niño, que no es de darse muchos golpes, pero alguna se ha pegado ya, lo ha vuelto a probar en estos días, y es realmente bueno. Tras el susto de ver como se cae, al menos me queda la tranquilidad de poder aplicarle Arnidol y saber que le aliviará.