Casi a punto de finalizar el año 2011, destacó hoy más imágenes que se me quedaron grabadas y que se complementan con las que el otro día publiqué.
Imágen para la esperanza:
El pasado 15 de marzo la Puerta de Sol de Madrid se convertiría durante muchos meses en el centro neurálgico de un movimiento de protesta brutal. El movimiento de los indignados que quisieron que su voz se oyera por todos los rincones.
Gritos de indignación contra las cifras del paro, contra la pésima gestión de la crisis económica, contra la corrupción, contra los privilegios de la clase política, contra la ley electoral, contra los deshaucios, contra la ley electoral que deja sin voz a las minorías, contra los paraísos fiscales, contra una política fiscal injusta y regresiva ...
Este movimiento se extendió gracias a las redes sociales a muchas otras plazas de ciudades españolas y de otros países, como Estados Unidos, por poner tan sólo un ejemplo.
Muchos auguran poco futuro a este Movimiento, pero yo quiero pensar que no será así y que, ahora más que nunca, estarán dispuestos a gritar con indignación porque el futuro no se presenta nada halagüeño. Todo lo contrario, la llegada de la derecha al poder, aumentará aún más el padecer de la mayoría de los ciudadanos.
Las decisiones del Consejo de Ministros de hoy así lo avalan.
Imágen sobrecogedora:
Las imágenes del tsunami de Japón, nos acercaron a lo que podría ser un fin del mundo, del planeta tal y como ahora lo conocemos. Las recuerdo con verdadero sobrecogimiento: miles de personas, de casas, de coches, fueron destruidos en segundo por olas gigantescas. Y como consecuencia, el desastre de la central nuclear de Fukushima, que obligó a que se replanteara en todo el mundo la seguridad de las plantas nucleares.
Hace unos días les recomendaba un libro muy interesante de Hervé Kempf, "Cómo los ricos destruyen el planeta". Plantea el autor que la crisis ecológica del planeta es gravísima. Pero hay que entenderla de una forma integrada, global. No sólo una parte importante como es el cambio climático, sino sus otras facetas, como la rápida desaparición de la biodiversidad y la contaminación general de los ecosistemas. Sostiene que esa crisis ecológica es causada por la actividad humana y por tanto, por el sistema económico actual.
Por supuesto el cambio climático es ya tan real que el número de muertes habidas en 2011 como consecuencia de inundaciones, seismos, tifones, erupciones volcánicas o tsunamis, ha sido enorme y su incremento en relación con años anteriores, casi exponencial.
En este sentido, no se me olvida como el pasado 11 de mayo un seismo destruyó buena parte de la ciudad de Lorca: 9 muertos, 300 heridos y 20.000 viviendas destruidas o afectadas. Dicen los expertos que fue el suceso más grave de este tipo en los últimos 30 años, en España.
El calentamiento global reducirá las zonas habitables del planeta y producirá (ya los está produciendo) movimientos de la población sin precedentes, un aumento brutal del precio de la energía, un desmoronamiento de los sistemas de transporte.
Todo ello acompañado por un desempleo masivo y por violentas guerra por el control del petróleo en Oriente Medio. De esto último ya estamos viendo los peores síntomas.
Bueno quiero terminar este año con una imagen humanitaria, una imagen que muestra que cuando se quiere se puede: la historia de Minhaj Gedi Farah, el bebé somalí que se convirtió en el rostro de la hambruna en el Cuerno de África y que llegó con su madre al campo de refugiados en Dadaab, Kenia.
Al llegar pesaba poco más de tres kilos, con siete meses de edad. Allí recibió un régimen intensivo de alimentación con el que ha llegado ya a los ocho kilos de peso.
Ya contaba su historia en una entrada anterior: "Un sólo ejemplo de cómo se podría luchar contra la hambruna si la comunidad internacional en lugar de tirar el dinero tan escandalosamente, lo invirtiera de forma solidaria y humanitaria".
Claro que para que este ejemplo cundiera tendríamos que acabar con ese régimen mundial que permite que la autoridad, es decir, el poder absoluto, esté en manos de unas pocas familias. Terminar con la "secta mundial de insaciables", tal y como los califica Hervé Kempf en el libro antes mencionado.
Los que defendemos que otro mundo es posible tendremos mucha tarea por hacer en 2012. Así es que les deseo mucha energía, sonrisas y alegrías, a poder ser en abundancia
¡Feliz año!