El mismo Groucho lo dijo, era mejor retirarse voluntariamente que perder el favor del público. Los tres hermanos, después de diez películas, empezaban a cansarse de repetir y repetir los mismos gags y sketches, los tres superaban los cincuenta años y la MGM no deseaba seguir produciendo sus películas, entonces porque negar la evidencia. Se filmó un tráiler promocional en el que los Marx, con un guión digno de su estilo, se despedían del público con su última película, Tienda de locos. Este bonito final, además era un reclamo publicitario para que el estudio recuperara lo que tan poco había querido gastarse. Tommy Rogers, un cantante que comienza a tener éxito, hereda la mitad de los Grandes Almacenes Phelps. Su intención es vender para reformar y ampliar su escuela, una academia de música donde Ravelli imparte clases de piano. El señor Grover, gerente y copropietario del negocio, teme que el futuro comprador descubra que ha estado manipulando los libros de contabilidad y robando. Por ello, decide eliminar a Tommy y casarse con la otra copropietaria, Martha Phelps. De esta manera se convertirá en el dueño absoluto. Tommy sufre un ataque en el ascensor y, a pesar de que Ravelli se convierte en su sombra, la señora Phelps contrata al detective, sin mucho éxito ni dinero, Wolf J. Flywheel, como guardaespaldas del cantante. Ayudados por Ravelli, Flywheel y su ayudante Wacky se emplean a fondo en su misión, a pesar de Grover, mientras que el detective no para de flirtear con la señora Phelps. A pesar de que, como en los anteriores films, el espectador que disfrutaba con los Marx siempre acaba riendo de las genialidades de Groucho, el harpa de Harpo y el piano de Chico, el argumento, tenemos que reconocer que este film es anodino y similar a los dos anteriores. Parecía que Mayer se había salido con la suya, había conseguido que las películas de los hermanos fueran cintas de segunda categoría, encargando la realización a personas que conseguían que la loca anarquía de los primeros films o la brillantez de las obras que hicieron junto a Thalberg fueran cosa del pasado. Este film fue una despedida por todo lo alto, Groucho recuperó a Margaret Dumont, para hacer los más divertidos juegos de palabras, Douglass Dumbrille, tal vez uno de los mejores villanos de los Marx, volvía a interpretar el malo de la película, y Harpo realizaría tal vez el mejor solo de todo la filmografía, ya que en realidad era un trío con harpa, celo y violín. Pero no todo fueron rosas, además de no poder contar con Siegfried Rumann, que fue el malo por excelencia de las películas de los Marx, tuvieron que compartir cartel por primera vez con el cantante Tony Martin, estrella de la época que la MGM impuso. A pesar de las dificultades y de la tristeza del despido, el espectador acaba con un magnífico sabor de boca, es decir, los Marx consiguieron lo que querían, retirarse debidamente, ¿o no?Valoración: 3,5/5