Más no es mejor… pero mejor sí puede ser menos!

Por Iñaki González @goroji

Así, con este trabalenguas damos paso a nuestra entrada de hoy.

Decía nuestro amigo Julio Mayol en las Jornadas de Hospitales Rurales del Futuro que Más no es Mejor, vinculado al hecho de que más actividad asistencial no siempre nos van a dar mejores resultados en salud. Nosotros le damos una vuelta de tuerca y decimos que puede que más no sea mejor, pero puede que mejor sí sea menos.

Me explico, todo viene al hilo del artículo Trabaja mejor para trabajar menos publicado hace unos días en El País.

En este artículo nos dan las claves para conseguir trabajar menos, y la clave no es otra que trabajar mejor. Aquí os dejo estos 6 consejos para que los pongas en práctica desde ya mismo:

1. Sal a tu hora

Vete a casa aunque tengas trabajo pendiente. Cuando te quedas haciendo horas extra estás más cansado y cometes más errores. Es mejor irse a casa a descansar y empezar al día siguiente con energía renovada. No dormir las horas que necesitas no sólo afecta a tu salud (que es lo importante, claro), sino también a tu trabajo: afecta al rendimiento y a tu capacidad de innovar. La siesta también tiene sus beneficios: mejora tus resultados e incluso tu capacidad de aprendizaje.

Hemos de tener en cuenta la Ley de Parkinson: el trabajo se expande hasta llenar el tiempo disponible para que se termine. Por tanto, es mejor decidir que le dedicarás dos horas a un asunto, para evitar acabar dedicándole todo el día.

2. Renuncia a la multitarea

Hacer varias cosas a la vez es la mejor forma de no hacer ninguna: la multitarea dificulta la concentración e incluso puede afectar al rendimiento intelectual. Para evitar las tentaciones, es buena idea apagar o dejar en silencio (sin vibración) el móvil, asistir a reuniones sin aparatos electrónicos y usar herramientas tan simples como una lista de tareas pendientes (en papel).

Uno de los principales enemigos de la “monotarea” es el correo electrónico. Es aconsejable, simplemente, consultar y contestar al correo a horas concretas. Los adictos a las pestañas del navegador, al mail siempre abierto y al móvil recibiendo atención constante pueden comenzar con el reto de renunciar a la multitarea los jueves.

3. Utiliza un sistema

Un sistema puede ser GTD, las siglas de Getting Things Done (acabar las cosas), el método de gestión creado por David Allen y que sigue cinco pasos:

  • Recopilar: guardamos todo aquello con lo que necesitemos trabajar en cubos o bandejas, con el objetivo de vaciarlos al menos una vez por semana.
  • Procesar: comenzamos por el principio con una tarea cada vez y sin devolverla al cubo. Cada tarea se ha de realizar al momento si lleva menos de dos minutos, o se puede posponer o delegar.
  • Organizar en listas las tareas pendientes.
  • Revisar estas listas.
  • Y hacer. Es decir, trabajar en los asuntos pendientes.

Nosotros, con nuestro lado Lean de Osenseis, recomendamos el método Kanban, que consiste en un tablón en el que las tareas se dividen en áreas según su estado. Por ejemplo: en espera, en progreso, en pausa y finalizadas. Cada área ha de tener un número máximo de tareas. Si, por ejemplo, el límite de “en progreso” es cinco, hay que finalizar una de esas cinco antes de poder pasar otra de “en espera” a esa área. No hay un tiempo límite ni se trata de una lista de todas las tareas pendientes, sino que sólo tiene que aparecer el trabajo que se ha de llevar a cabo lo antes posible.

4. Trágate ese sapo: haz primero la tarea que menos te guste

Es un consejo que repiten varios de los usuarios de la red social y que tiene sentido: a primera hora es cuando tu energía y tu fuerza de voluntad están al máximo y puedes obligarte a hacer lo que alegremente pospondrías, pero que va a pagarte el alquiler.

5. Pero procrastinar también está bien

No hay que olvidar que procrastinar permite dedicar tiempo y energía a tareas más importantes y creativas. Mientras no hacemos lo que deberíamos hacer, podemos llevar a cabo otras tareas que nos gustan más y que nos salen mejor. Procrastinar no significa hacer el vago.

6. Que lo haga otro

Hay que aprender a delegar y, siempre que se pueda, contratar a alguien que pueda hacer el trabajo por nosotros. Hay muchas tareas que no sólo puede hacer otra persona aparte de ti, sino que además es muy probable que las haga mejor porque está especializada en eso.


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