La forma de pensar que durantedécadas (bastantes) nos ha perseguido es aquella que polariza la sociedad en ladicotomía “Más o menos estado”. Laadscripción a cualquiera de los dos polos, el más socialista y el máscapitalista o liberal, supone una filiación ideológica muy loable, aunque bajomi punto de vista un tanto irreflexiva o demasiado egoísta.Por norma general, la principalrazón para adscribirse a uno de esos dos polos está relacionada con la cantidady predisposición a obtener recursos que requieran un desembolso económico. Nodescubro nada si digo que los ricos son los que están a favor del capitalismo ylos pobres, por su parte, ponen la cabeza en el socialismo que presta recursoscon mayor entusiasmo a aquellos que más lo necesitan.La doctrina liberal arguye que elestado es una lacra, que derrocha recursos, que sus regulaciones son absurdas yque estaríamos mejor con un estado mínimo. Su creencia es que si esto sucediera,todos estaríamos mejor, aunque en realidad ellos saben que lo que estaría mejorson los bolsillos de los más poderosos. Aquellos doctrinarios liberales que cavilanen la línea de “mejor sin el estado”, no se dan cuenta de las dificultades deldesarrollo económico sin “papa estado”. O, ¿acaso creen que alguna empresavería rentabilidad en construir grandes autopistas, puentes, túneles, vías detren…? La capacidad de expropiación de terrenos en un sitio liberal (no meatrevo a llamarlo estado, no sea que me riñan) por poner un ejemplo, no tendríasentido. Por supuesto que los liberales no son idiotas y piden un mínimo deestado para que monopolice la violencia y mantenga a salvo sus inversiones deaquellos otros ciudadanos que decidan que, como no hay regulación, puedan porejemplo descargarse archivos gratis de Internet. Doctrinarios liberales ¡porfavor! seamos honestos y coherentes, pensemos que vivimos en sociedad y que nosomos una panda de animales que viven unos al lado de los otros. En el otro extremo de la cuerda ytirando desde el lado izquierdo se encuentra la doctrina socialista, mucho másligada al pueblo que tiene menos recursos. Su visión de la sociedad coincidecon la idea de dotar al estado de una gran capacidad de actuación, como formade controlar las injusticias. El resultado lo vimos en el triste siglo XX, ydecir que aquello no era el verdadero socialismo y todas esas excusas, sólosirve para que los liberales digan que en realidad la verdadera doctrinaliberal nunca se ha llevado a cabo, y que tendría éxito si se pusiera en marcha.En resumen, algo ridículo. En la actualidad estamos viendo cómo el estado estáfracasando, bien sea por la corrupción, la presión de los mercados, la falta depreparación de la clase política o por otras cuestiones que nos llevan de modoineluctable a hablar de su ruina. Si esta no es una razón de peso para nodefender al estado, al menos en su forma actual, entonces, como dice el refrán“apaga y vámonos”. Este humilde post es unapincelada para ayudarnos a comprender, me incluyo el primero, que las cosas hayque verlas desde distintos prismas para poder entender sus matices y susproyecciones, tenemos que aprender a no simplificar o reducirlas a algo tansencillo como “Más mercado y menos estado”. Si de verdad piensas así, misugerencia es que le des una vuelta; del mismo modo que si piensas que todo sesoluciona en plan Robin Hood, debes pararte a reflexionar que en la sociedadhay gente más arriesgada con ganas de emprender proyectos para aumentar suconsumo, y otros que no ven compensación o no tienen ese espíritu y prefierendedicar su tiempo a estar con su familia, su novia, sus amigos, en las redessociales, en asociaciones o donde les de la gana menos trabajando, y es asícomo tienen que ser felices. En el mundo no hay mejores opeores, o no debiera haberlos, hay gente que tiene que aprender dónde están loslímites.
La forma de pensar que durantedécadas (bastantes) nos ha perseguido es aquella que polariza la sociedad en ladicotomía “Más o menos estado”. Laadscripción a cualquiera de los dos polos, el más socialista y el máscapitalista o liberal, supone una filiación ideológica muy loable, aunque bajomi punto de vista un tanto irreflexiva o demasiado egoísta.Por norma general, la principalrazón para adscribirse a uno de esos dos polos está relacionada con la cantidady predisposición a obtener recursos que requieran un desembolso económico. Nodescubro nada si digo que los ricos son los que están a favor del capitalismo ylos pobres, por su parte, ponen la cabeza en el socialismo que presta recursoscon mayor entusiasmo a aquellos que más lo necesitan.La doctrina liberal arguye que elestado es una lacra, que derrocha recursos, que sus regulaciones son absurdas yque estaríamos mejor con un estado mínimo. Su creencia es que si esto sucediera,todos estaríamos mejor, aunque en realidad ellos saben que lo que estaría mejorson los bolsillos de los más poderosos. Aquellos doctrinarios liberales que cavilanen la línea de “mejor sin el estado”, no se dan cuenta de las dificultades deldesarrollo económico sin “papa estado”. O, ¿acaso creen que alguna empresavería rentabilidad en construir grandes autopistas, puentes, túneles, vías detren…? La capacidad de expropiación de terrenos en un sitio liberal (no meatrevo a llamarlo estado, no sea que me riñan) por poner un ejemplo, no tendríasentido. Por supuesto que los liberales no son idiotas y piden un mínimo deestado para que monopolice la violencia y mantenga a salvo sus inversiones deaquellos otros ciudadanos que decidan que, como no hay regulación, puedan porejemplo descargarse archivos gratis de Internet. Doctrinarios liberales ¡porfavor! seamos honestos y coherentes, pensemos que vivimos en sociedad y que nosomos una panda de animales que viven unos al lado de los otros. En el otro extremo de la cuerda ytirando desde el lado izquierdo se encuentra la doctrina socialista, mucho másligada al pueblo que tiene menos recursos. Su visión de la sociedad coincidecon la idea de dotar al estado de una gran capacidad de actuación, como formade controlar las injusticias. El resultado lo vimos en el triste siglo XX, ydecir que aquello no era el verdadero socialismo y todas esas excusas, sólosirve para que los liberales digan que en realidad la verdadera doctrinaliberal nunca se ha llevado a cabo, y que tendría éxito si se pusiera en marcha.En resumen, algo ridículo. En la actualidad estamos viendo cómo el estado estáfracasando, bien sea por la corrupción, la presión de los mercados, la falta depreparación de la clase política o por otras cuestiones que nos llevan de modoineluctable a hablar de su ruina. Si esta no es una razón de peso para nodefender al estado, al menos en su forma actual, entonces, como dice el refrán“apaga y vámonos”. Este humilde post es unapincelada para ayudarnos a comprender, me incluyo el primero, que las cosas hayque verlas desde distintos prismas para poder entender sus matices y susproyecciones, tenemos que aprender a no simplificar o reducirlas a algo tansencillo como “Más mercado y menos estado”. Si de verdad piensas así, misugerencia es que le des una vuelta; del mismo modo que si piensas que todo sesoluciona en plan Robin Hood, debes pararte a reflexionar que en la sociedadhay gente más arriesgada con ganas de emprender proyectos para aumentar suconsumo, y otros que no ven compensación o no tienen ese espíritu y prefierendedicar su tiempo a estar con su familia, su novia, sus amigos, en las redessociales, en asociaciones o donde les de la gana menos trabajando, y es asícomo tienen que ser felices. En el mundo no hay mejores opeores, o no debiera haberlos, hay gente que tiene que aprender dónde están loslímites.