No voy a caer en el eufemismo de llamarlas "veteranas", porque, entre otras cuestiones, es hora de que valoremos, en su justa y maravillosa medida, lo que significa ser "mayores". Basta ya de anuncios publicitarios en los que la única felicidad de la vida se encuentra en un bote que borra las arrugas o en otro que promete convertir tu cuerpo en el de una quinceañera (por cierto, ya les digo que no hay producto que lo consiga). Que vivan las benditas irregularidades de los cuerpos que han pisado fuerte por el mundo durante décadas. Ver la elegancia con la que Sofía Loren, a sus 86 años, se planta ante una cámara, en la película La vida por delante, es un bálsamo para el alma, no sólo por su belleza, sino por la cantidad de matices que toda una vida dedicada a la interpretación aporta a la expresividad de sus ojos. Más allá de la calidad de la película, que me parece correcta y que aborda temáticas de interés como la inmigración, la necesidad de una buena educación para salir de la marginalidad o la dignidad en la enfermedad y la muerte, ver a Sofía Loren actuar es un regalo.
Hace años que las actrices mayores se quejan de la falta de papeles protagonistas y de interés que para ellas, afirman que pasada una cierta edad se las olvida, como si con ese silencio les estuvieran señalando el camino hacia sus casas, con unas pantuflas, bata y, como mucho, un cucurucho de migas de pan para alimentar a las palomas en un parque (vestimenta y actividad que, por otra parte, merece toda el resto para aquellas señoras a las que les gusten). Más de una actriz, en un intento por evitar que las desplacen, como mucho, a personajes muy secundarios, se ha sometido a intervenciones quirúrgicas que las han condenado a un terrible y antinatural envejecimiento.
Queridos guionistas, sí, hay público para historias donde las mujeres mayores, con una apariencia que corresponda con su edad, sean las protagonistas. Nos gustaría ver más películas con actrices que hayan cumplido más de 70 años, porque hay un mundo interesante, rico y cargado de emociones y aventuras, más allá de la lozana e inexperta veintena. Hago aquí referencia a tres de las últimas películas de mis favoritas, Meryl Streep, Helen Mirren o Diane Keaton (qué maravillosa sonrisa la suya), además de la ya nombrada de Sofía Loren, pero el listado de actrices que es un lujo ver en pantalla es mucho más amplio: Susan Sarandon, Sigourney Weaver, Glenn Close... (añadan ustedes aquí a sus preferidas).