Las crisis nos ha hecho un poco más pobres a todas y a todos, con la única excepción de la banca y las grandes empresas, que eran ricas antes de la hecatombe económica y cada vez lo serán más, gracias al Fondo Monetario Internacional y a los Gobiernos que secundan todas sus directrices al pie de la letra como si fueran autómatas, sin voluntad ni autoridad. Ahora hemos sabido, además, que la Unión Europea destinará 11.000 millones de euros menos de lo establecido a la Ayuda Oficial al Desarrollo. En realidad, estaba escrito. Zapatero fue uno de los primeros al anunciar un tijeretazo de 800 millones de euros en este capítulo, después de comprometerse a no tocarlo bajo ningún pretexto.
El pasado mes de marzo escribí en este mismo blog un post, en el que mostraba mi preocupación ante el más que previsible incumplimiento de los Objetivos del Milenio. Hoy es ya una certeza. Nunca ha habido voluntad ni social ni política para llenar de contenido el acuerdo ratificado en el año 2000 por 189 países, en virtud del cual en el plazo de quince años se erradicaría la pobreza extrema en el mundo, se extendería la enseñanza primaria universal, se promovería la autonomía de la mujer, se reduciría la mortalidad infantil, se combatiría el SIDA y se garantizaría la sostenibilidad. El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, defendía recientemente la prioridad de llenar de contenido este acuerdo pero, una vez más, nadie le ha hecho caso.
Es el precio que debemos pagar por salvar el capitalismo; no hay dinero para mantener los derechos sociales y laborales en la Unión Europea, ni para ayudar a los países más empobrecidos a mejorar las condiciones de vida de su población, pero si lo hay, en cambio, para la banca y las grandes empresas. Bien pensando, es lógico. Quienes son responsables del desempleo, la precariedad y la reducción del gasto público en sus propios países, no van a demostrar después ninguna sensibilidad por la pobreza en el mundo, el hambre, la enfermedad o el deterioro medioambiental. Es tan lamentable como cierto. El próximo mes de septiembre hay convocada una nueva Sesión Plenaria en Naciones Unidas para impulsar los Objetivos del Milenio. Después de este recorte de 11.000 millones de euros, la única pregunta que cabe es para qué.