Más potencial de una escalada

Publicado el 27 julio 2018 por Emethgolem @NombredeIsrael

En los últimos días, las tensiones en las fronteras norte y sur han escalado. Mientras que en el frente norte Israel opera de manera tranquila y racional, en sur se guía por ideología y consideraciones políticas.

GIORA EILAND

El ritmo de los acontecimientos en las fronteras del sur y norte de Israel se ha acelerado recientemente. Esta semana, las alarmas antiaéreas fueron activadas tanto en la zona fronteriza de Gaza como en la frontera con Siria.

Según informes sirios, el domingo Israel atacó una fábrica de misiles ubicada en la región noroeste de Siria. El lunes, la Honda de David disparó contra misiles lanzados desde Siria, y un avión de combate sirio que se infiltró en el espacio aéreo de Israel fue derribado el martes.

En el sur, un oficial de las FDI resultó herido el miércoles luego de recibir un disparo de un francotirador de la Franja de Gaza, lo que provocó una represalia del ejército israelí contra posiciones de Hamás. Mientras tanto, los globos incendiarios continúan aterrizando en comunidades israelíes cerca de la frontera con Gaza, causando incendios.

Bajo estas circunstancias, hay cuatro aspectos que deben considerarse.

En primer lugar, dado que Israel quiere evitar combates en dos frentes simultáneamente, debe mantener la paz en la frontera sur, ya que el norte es mucho más vulnerable.

Lograr la paz en la frontera sur exige dar pasos que Israel aún no ha realizado: reconocer que la Franja de Gaza sólo puede rehabilitarse en cooperación con el gobierno de Gaza, incluso si Hamás sigue a cargo. La reapertura del cruce fronterizo Kerem Shalom no es la respuesta.

El número de camiones que ingresan diariamente a la Franja de Gaza no tiene importancia si los habitantes de Gaza no tienen poder adquisitivo. La tasa de desempleo es del 60 por ciento o incluso superior, no hay electricidad ni agua y los sistemas de alcantarillado se están desbordando.

Una tregua a largo plazo en la frontera sur sólo puede lograrse a través de un acuerdo con el gobierno de Gaza, sin pretensiones. El precio que tenemos que pagar es político y público, pero es pequeño y equitativo.

Segundo, el derribo del avión sirio fue una operación exitosa, pero habría sido mejor que no hubiese sucedido. A diferencia de los ataques contra blancos iraníes en Siria, al derribar un avión sirio Israel queda de un lado, y Siria y Rusia del otro. La cobertura de los medios sobre el incidente aumenta las posibilidades de una escalada. Cabe recordar cómo Putin “enloqueció” cuando los turcos derribaron un avión ruso que había cruzado la frontera.

En tercer lugar, hoy en día, la realidad de Siria en la posguerra comienza a tomar forma. Israel insiste, y con razón, en volver al Acuerdo de Separación de Fuerzas de 1974 que establece una zona desmilitarizada en el lado sirio, en la que no se permite el ingreso de fuerzas armadas.

El establecimiento de esta zona de amortiguación puede ser una solución suficiente para evitar la fricción entre las fuerzas terrestres de Israel y Siria, pero el área al sur de los Altos del Golán es demasiado angosta para impedir un ataque aéreo.

Debemos intentar alcanzar un acuerdo con los rusos para una zona desmilitarizada más amplia a fin de evitar que se repita un incidente como la incursión y el derribo del avión sirio que no estaba dirigido contra blancos israelíes, pero la ausencia de un margen de seguridad podría dar lugar a eventos similares que sólo dañarán a ambas partes.

El gobierno de Israel mantiene una política ejemplar con respecto a Siria que integra una acción política pragmática e inteligente con respuestas militares firmes. ¿Por qué la política es tan equilibrada en este frente y completamente equivocada en el otro?

La respuesta es clara: durante los últimos 13 años, hemos estado inmersos en una guerra de propaganda con Gaza. Hemos declarado en repetidas ocasiones que Hamás es una organización terrorista y, por lo tanto, no negociaremos con ella. El primer ministro no puede desviarse de esta línea, debido a que eso implicaría cortar los lazos con su base política más importante.

En el frente norte, operamos sin ningún compromiso ideológico, público o político. Defendemos nuestros intereses, y con razón.

Esto no quiere decir que no tengamos valores, todo lo contrario. En el frente norte, demostramos nuestra capacidad de atender a los civiles abatidos en Siria, más allá de cualquier consideración política o militar.

Pero cada decisión se basa en un análisis frío y realista de la situación. Al parecer, Putin ha demostrado más de una vez que aquellos que mantienen políticas basadas en intereses fríos logran más.

Debemos aprender de la forma en que Israel opera en el frente sirio, e implementar dicha estrategia en otros frentes también. No sólo con respecto a Gaza y no sólo en su política exterior y cuestiones de seguridad.

Fuente: Ynet / Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico