Llegaba el segundo candidato a titular de la OSPA de apellido "buenganar" que parecía premonitorio y la elección de un programa y solistas que al menos resultaba original y nada habitual por lo poco escuchado sobre los escenarios.
El hilo conductor del concierto resultó la mirada al Renacimiento y el Barroco, siendo Igor Stravinsky el compositor que centró el programa. Su Concierto en Mib M "Dumbarton Oaks" (1938) para orquesta de cámara vuelve a recordarnos la calidad de nuestra formación y su versatilidad con una dirección que sacó de esta obra más que de su deudora precedente no ya en el orden sino en la clara inspiración bachiana (como bien explica Marco A. García de Paz en las excelentes notas al programa que incluyen letras y traducciones). El I. Tempo Giusto resultó tal cual y como deseando "quitarse la espina" inicial, seguido casi sin pausa del II. Allegretto impecable que desembocó en el III. Con moto realmente pleno y vibrante. Nota alta para todos en el apartado camerístico.
Coro / Gesualdo: Asciugate i begli occhi (del 5º libro de Madrigales) - Orquesta / Stravinsky: Mov. I de "Monumentum" - Coro / Gesualdo: Ma tu, cagion di quella (del 5º libro de Madrigales) - Orquesta / Stravinsky: Mov. II de "Monumentum" - Coro / Gesualdo: Belta poi che t'assenti (del 6º libro de Madrigales) - Orquesta / Stravinsky: Mov. III de "Monumentum" - Tutti / Gesualdo (en un arreglo del asturiano Daniel Sánchez Velasco digno del maestro ruso): Se tu fuggi, io non resto (del 5º libro de Madrigales). Una experiencia única hizo más que original este segundo concierto de pretemporada.
Para cerrar de nuevo Stravinsky y el ballet en un acto Pulcinella (1920) con los solistas arriba citados, curiosamente lo más flojo de la velada pese a ser elegidos ad hoc por su repertorio cercano a esta obra bailable. La verdad que adolecen, como muchos cantantes, de proyección y volumen en el registro grave, salvándose algo más el barítono valenciano. Cierto que por color de voz y empaste mostrado en los tríos lograron "salvar los muebles", pero la vocalización del texto tampoco fue muy correcta -lástima la serenata del tenor Mentre l'erbetta-. Reconozco la dificultad del presto Una te fa la zemprece pero resultó tapado por la orquesta. Las arias antiguas en que se inspira el compositor ruso son de estudio obligado en los primeros años (Se tum'ami) y hubo detalles en la soprano holandesa que en un concierto no se le pueden permitir (hasta Pepe Monteserín ha escrito antes que yo al hilo del aria).Un ballet que me recordó al mejor Respighi, con la orquesta excelente, compacta, "gustándose" las secciones y solistas, realmente "carnosas" y llevados con maestría por el británico en sus veinte números, bien acompañando y mejor sin las voces, siguiendo en la línea no ya de asentamiento (logrado con creces) sino esperando por alegrías mayores.
P. D. 1: Referencia en LNE del sábado 2.
P. D. 2: Domingo 3 de octubre, crítica de Ramón Avello en El Comercio y comentario de Pepe Monteserín en LNE.