El repertorio elegido, desde un trabajo previo muy arduo pero que le llega en un momento de total madurez (profesional y personal), se sustenta en dos "compositores clave" de la primera mitad del XVII: Froberger y Frescobaldi, que suenan siempre nuevos, distintos, haciendo maravillarse de la capacidad tímbrica del instrumento con una pulsación sutil que desgrana melodías claras y acompañamientos nunca pesantes. Esplendorosa interpretación en cada uno de los 22 cortes que conforman la grabación, y todo un catálogo y juego de danzas de la época donde me encantó en especial el "ballet húngaro" de Giovanni Picchi, apostando por autores menos conocidos pero igualmente importantes y con abundante literatura para el harpsichord en los dedos de un clavecinista asturiano que se codea con los mejores.
Gracias por estos regalos.