En origen debieron existir entre 65 y 70 torres en la muralla (sin contar las albarranas, posteriores). La distancia media entre las torres es de 19 m. Las semicirculares con 3,5 m. de diámetro y las cuadradas 3 x 5 m.
Muro almohadillado en Patio del Ayuntabiento (Arriba Izq) y distintas vistas de las murallas Lienzos en Ronda Sur (dcha), C/ Carnicerias (izq) y Corredera del Cristo 1992 (4 abajo)
El Primer Recinto Amurallado de Talavera tiene un perímetro en torno a los 1.600 m.
En Lugo, las murallas tienen 2130 m. de perímetro y 11-14 m. de alto y 5 m. de ancho;mientras que en León 1420 m. de perímetro, 18-9 de alto y 6 de grosor, en Coria hay 1220 m.de perímetro. 85 torres hay en las murallas de Lugo y 68 en León, todas ellas semicirculares ocuadradas.Si la distancia media entre las torres de las murallas de Talavera es de19 m., en Lu-go hay 16,5 y en León de 14 a 18, en Coria de 9 a12 m. Las semicirculares tienen 3,5 m., muy poco comparadas con los 8,25 m. de León y los 12 m. de Lugo. Las cuadradas 3 x 5 m. demedia, mientras que en otros ejemplos similares de la península hallamos 6,15 m. (Barcelona).
En el mundo romano conocemos la existencia de fosos, de empalizadas y muros a manerade barbacanas, la tendencia a la circularidad de las torres, la existencia de poternas, de varios pisos en los lienzos, de almenas, etc., cuyos vestigios quedan entre las piedras como agujeros para puntales de madera, vigas, encofrados o ladrillos para nivelar las hiladas. Los cementos,los rellenos de mortero de sillarejo encintado, que se pueden observar en el pantano de Alcan-tarilla, en Mérida o en la presa Mazarambroz, abarcan amplias cronologías lo mismo que el opus incertum, caementicium o el opus quadratun.
No así los muros escalonados o en talud,que se constatan en las torres de la muralla talaverana, de cronología marcadamente islámica.El empleo de la soga y el tizón es tan típico romano como musulmán, como también lo es elempleo de ladrillos o lajas de piedra para nivelar las hiladas de sillares, al menos en las mura-llas tardorromanas. Estos ladrillos se ven todavía en la parte de la muralla de la calle Carnicer-ías hacia el río. El propio Martínez Lillo (1998) advierte que sus dimensiones no son comunesal mundo islámico. Se trata en el fondo de ladrillos muy estandarizados en el mundo romano,los testae de pie por pie y medio:
pedalis x sesquipedalis. Los encontramos para infinidad deusos, entre ellos para la fabricación de tumbas. En la necrópolis de fines del siglo IV d.C. del Pantano de Cazalegas se hallaron bastantes restos de este tipo de ladrillos, con grosores de 3,5y 5,5 cm. (Urbina et al. 1997).Si el perímetro se puede enmarcar dentro de los considerados normales para ciudades ro-manas no excesivamente extensas, como León, la distancia entre las torres y su número tam- bién guarda las proporciones de otras ciudades romanas como León o Lugo. Sin embargo, las dimensiones de las torres son demasiado pequeñas comparadas con los ejemplos que venimos citando. En la Península Ibérica existen numerosos ejemplos de murallas romanas, tardías.
El casomás cercano es el de Mérida, cuya muralla es augustea de opus incertum, todavía se puedendistinguir en la parte del río Guadiana unos sillares en la base con resto de almohadillado, pero se refuerza en época tardía con un nuevo paramento de sillares opus quadratum (Fernándezy Morillo 1992). Las murallas, al igual que en Talavera, presentan numerosas reutilizaciones,y estarán plenamente vigentes en el período visigodo (García Moreno, 1986). También aquí seconstruyó un alcazaba musulmana junto al puente y el río Guadiana respetando un antiguomalecón altoimperial que, a modo de barbacana, protegía la muralla de los embates del río.Los torreones de la alcazaba son cuadrangulares y pequeños.También se supuso una muralla tardoantigua en Toledo, que cercaría un recinto de 5 Has. pero los datos, sacados de unas excavaciones antiguas sin publicar, no se han visto verificadoshasta la fecha en las numerosos excavaciones que se vienen realizando en los últimos años 17.
Esta muralla se cuestiona en la actualidad (Fernández y Morillo 1991).Algo similar ocurre con Avila. Rodríguez Almeida defiende el origen romano de las mura-llas medievales, partiendo de criterios similares a los que hemos visto defender a los historiadores talaveranos, como son la existencia de numerosos epígrafes incrustados y unos sillares mayores y mejor escuadrados en la base de los muros. Se supone asimismo la existencia deuna puerta, la de San Vicente, de origen romano, enmascarada hoy en día bajo los torreones semicirculares de época medieval que la flanquean.
Se trataría de dos cubos cuadrados quenos recuerdan los indicios hallados en la excavación de la Puerta de Mérida en Talavera y nosremiten a la lámina de Laborde en la que aparece esta puerta flanqueada por dos torreones re-dondos. Sin embargo, al igual que ya ocurrió 20 años antes con el supuesto hallazgo de unosrestos paleocristianos que defendía este autor, la autenticidad de las murallas romanas se poneen entredicho, sobre todo cuando en excavaciones recientes no se han hallado restos de estaépoca (Barraca, 1994), mientras que en la Puerta de Mérida se han documentado recientemen-te estructuras medievales, cristianas y musulmanas, que alteraron la disposición romana (Pa-checo y Moraleda, 1998).
En Cáceres, la estructura romana se halla enmascarada por la almohade como en Talavera.La ciudad es de planta rectangular cual corresponde a un campamento, que la muralla redon-dea convirtinedo en un recinto trapezoidal. Como en Talavera, la técnica constructiva es a ba-se de opus quadratum con sillares de granito dispuestos a soga y tizón y unidos a hueso, conmultitud de elementos reutilizados como fustes, cupas, etc. El recinto de Coria se construyecon las mismas técnicas y ancho similar al de Cáceres y Talavera. El relleno en los tres casoses de hormigón: cal y arena, con guijarros y granito en pequeñas piedras. Se fechan a finales del III o comienzos del IV (Fernández y Morillo 1991).
En Tielmes, Soria, se conocen varios torreones semicirculares con diámetros de 5,5 y 7 m.entre unos lienzos de muralla tardíos. Algo similar ocurre en Begastri, la Bigastri de las listasde obispados visigodos (Ceheguín, Murcia), con murallas que tienen 5 m. de ancho, con paramentos de sillería y relleno de piedras trabadas con mortero, se conoce una puerta adelanta-da sobre el muro a manera de torreón (Fernández y Morillo 1991).
En aquellos lugares en que las fortificaciones se realizan de nueva planta, éstas se adaptan ala topografía del terreno, pero en todo caso, suelen respetar o adaptarse en lo posible al recinto fundacional. Las torres al exterior son una de las características de las murallas tardías, tanto semicirculares como cuadradas.
Es opinión común que estos recintos tardo antiguos pretendían defender los servicios centrales únicamente, y servir de refugio a una pequeña guarnición armada, antes que proteger a toda la ciudad, dejando suburbios exteriores y necrópolis próximasa los muros que se ubican sobre espacios antes urbanos.
De hecho sólo se ha localizado un conjunto termal integrado en el recinto amurallado de Conimbriga; que habría que aumentar a dos a la vista de los últimos hallazgos arqueológicos de Talavera. Estas murallas tardías son en todas partes de un grosor mucho mayor que las alto imperiales,rara vez por debajo de los 5 m. de ancho, en consonancia con la tendencia que apuntamos hacia una mayor monumentalidad, pero aquí también con aspectos muy toscos. La edificación de estas murallas exige una enorme inversión en recursos humanos y materiales.
La mayor parte de los sillares no serán tallados, sino que se utilizan otros de anteriores edificios públicos y mausoleos (Hauschild, 1994).A pesar de una cierta uniformidad, en la construcción de estos recintos amurallados tardíos influyen numerosos factores, ya que en muchos casos no obedecen a motivos defensivos, puesto que no existió una política o una práctica de defensa conjunta de la Península. Uno deellos es la disposición de las ciudades en el espacio dentro del entramado viario. Pero, comoadvierten C. Férnandez y A. Morillo (1992:345) esta característica es la esencia misma delfenómeno urbano, por ello vemos florecer en Talavera,ciudad con excelentes comunicacio-nes, un comercio activo, reflejado en la cantidad y variedad de sus cerámicas. A menudo lasmurallas expresan el nivel económico de la ciudad, y también el prestigio personal de sus go- bernantes, que iban unidos, al igual que hoy, las "obras públicas" eran una forma de propa-ganda política.Los miliarios tardíos de Talavera (Constantino I y Juliano) como expresión deuna propaganda imperial, indican que por entonces la ciudad estaba en una época de prosperi-dad económica, que avalan los restos arqueológicos, y que perdurará hasta muy tarde.
En ese siglo IV se debió, por tanto, construir la muralla de Talavera, probablemente respetando buena parte del perímetroanterior, pero alterándolo en algunos lados, como pueden ser las esquinas del rectángulo ori-ginal, que serían redondeadas.
Estas murallas estarían en uso con los visigodos y después, yaque las crónicas cristianas y musulmanas hablan de ellas, varias veces destruidas, hasta que enel siglo X se reconstruyan y se levante la Alcazaba.
Los cambios en el curso del río determina-ron la disposición de la Alcazaba y las murallas de la Ronda del Cañillo, en ángulo recto conel Puente Viejo, que por entonces debía conservar aún su trazado recto.
Puede que este puentefuera anterior, pero los musulmanes lo adaptaron perfectamente a la disposición de su ciuda-dela, construyendo incluso una presa o malecón para desviar las aguas por el foso del recintoamurallado (Moraleda y Pacheco, 1991).Hoy sabemos que el Puente Viejo de Talavera fue reconstruido en el siglo XV, aprovechan-do en el primer tramo, no sólo la dirección de un puente anterior, sino parte de sus estructuras,edificando los tajamares de frente redondeado sobre otros anteriores con frente de cuña (Mo-raleda y Pacheco, 1992). Por ello las inscripciones romanas que se encuentran en alguno desus arcos no son significativas cronológicamente 18.
A pesar de que los sistemas constructivos árabes y romanos en materia de puentes son simi-lares, se tiende a datar estas obras hidráulicas en época romana por el sencillo hecho de queson más comunes. Así lo hacen lo autores del estudio de las antiguas estructuras del PuenteViejo de Talavera (Moraleda y Pacheco, 1991 y 1992). La lógica aplicada en estos casos indu-ciría entonces a datar el Puente Viejo en época romana, tanto en el siglo I, cuando se fundó laciudad, o incluso en el IV cuando se construyeron las murallas.
Pero no hay que olvidar que la importancia de esta obra está en relación con el tráfico Nor-te-Sur, tráfico importante cuando estaban en funcionamiento instituciones como La Mesta,razón por la cual pudo reconstruirse el puente en el siglo XV (Suárez, 1992), o cuando enépoca musulmana las comunicaciones se vertebraban de Norte a Sur. Sin embargo, este eje esescasamente importante en tiempo de los romanos. Las comunicaciones con Avila son escasas y algo similar ocurre hacia el Sur por los Montes de Toledo. La vía importante en esos tiem pos es el itinerario de Mérida a Zaragoza, de Oeste a Este, que no cruza el Tajo a la altura deTalavera, y no tiene, por tanto, la necesidad de un puente allí, sí por contra, en el paso del río Alberche.
El antiguo puente debía enlazar con el complejo musulmán de las murallas de a Ronda delCañillo y la Alcazaba, adosándose a los muros por medio de la Puerta del Río. Así lo indica el nacimiento de un arco en el tajamar más próximo a las murallas (Moraleda y Pacheco, 1992).
http://www.academia.edu/3281200/Talavera_de_la_Reina_en_la_Antig%C3%BCedad