El carismático Sr. Iglesias tampoco podía tener una pareja al uso, y su célebre y política novia, Dª Tania, resultó ser el submarino amarillo en la organización de IU madrileña. La joven fue afortunada en medio de todo porque le tocó en suerte un piso en Rivas Vaciamadrid, lo mismo que a varios miembros de su familia, con alguno de quienes se contrataron obras millonarias por parte del partido en cuestión. Después llegaron las cosas del corazón y la joven quedó ensimismada por las ideas renovadoras y originales de su novio, tanto que quiso acercar al rancio partido en el que militaba, hacia la fagocitación por el insaciable Podemos, tropezando en un intento que terminó con su salida de Izquierda Unida. Nos dicen ahora que creará una nueva formación de amplio espíritu social, pero, qué quieren que les diga, no me fío; a estas alturas de la película, solo parece un paso intermedio antes de integrarse con alegría en el novedoso programa de quien asegura ganar las próximas elecciones generales en este país. Dios nos coja confesados.