Masahiro Hikita. Cultura del regalo

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CULTURA DEL REGALO. ROMPER LA ARMONÍA DEL PAISAJE HOGAREÑO · 26/12/2018

En el hogar del Japón contemporáneo realmente hay un exceso de pequeños objetos decorativos. Una de las razones es la existencia de la “cultura del regalo”.

En una investigación que realizamos en el año 50 de la era Showa (1970), estudiamos si cada uno de los enseres había sido introducido en el hogar por la familia intencionalmente o era un artículo decorativo regalado por otros. De entre todos los hogares, nos encontramos con que más del 40% de los adornos como muñecas, platos ornamentales, cuadros y pequeños objetos decorativos, habían sido regalados por otros.

A nosotros los japoneses realmente nos gusta hacer regalos. Como señal de agradecimiento por haber sido atendidos, con motivo de alguna celebración, como expresión de condolencia, o como recuerdo de algún viaje, regalamos a los demás con verdadero cuidado. Creo que los objetos ayudan a expresarse a quienes les resulta difícil hablar. Me pregunto también si más que la palabra es la generosidad de entregar algo con valor real.

Sin embargo, esta costumbre no es muy apreciada internacionalmente. Sería deseable mejorar en el sentido de utilizar un poco más la expresión hablada. En cualquier caso, cuando se quiere hacer un regalo a los demás, al menos debe evitarse regalar objetos decorativos que interfieran en el paisaje del hogar.

Quien recibe el obsequio, especialmente cuando se trata de objetos indeseados, siente verdadera lástima por tener que tirar las cosas regaladas y tiende a usarlas de adorno junto con los objetos que ya posee, pensando más en las personas de las que recibió el regalo, que en la armonía del conjunto.

Como resultado, el paisaje hogareño se convierte en un acopio de los gustos de otros, aparentando una inundación de meras cosas.

Aunque a los ojos del afectado es algo extremadamente natural, no es una vista maravillosa para los demás. Aunque se reciba un regalo, hay que convertir el “corazón en un demonio” y controlar el interior del hogar con el propio sentido estético.

De acuerdo con la presente investigación, en las familias jóvenes de ciudad emerge poco a poco la tendencia de no decorar con los calendarios recibidos, sino con los adquiridos por su propia elección. Y creo que es algo bueno.