El mes de diciembre y los primeros días de enero proporcionan al visitante que llega a tierras zamoranas un espectáculo fascinante, enigmático. Se trata de la recreación de los ritos por parte de los vecinos de muchas localidades. El mapa de las mascaradas de invierno se abre el día de Navidad en San Martín de Castañeda.
La celebración de la Visparra está protagonizada por los mozos del pueblo y tiene como personaje central a la Talanqueira o vaca grande, dotada de grandes cuernos con los que embiste al público.
También intervienen la Chica (ternera), los Visparros enmascarados, que portan cencerros a la espalda y pinzas para pellizcar a la gente, la Madama y el Alcalde. Estos personajes estrafalarios recorren las casas de la localidad pidiendo el aguinaldo, que tradicionalmente se pagaba en especie aprovechando la cercanía de la matanza.
Lo hacen generando gran ruido con los cencerros, mientras el Cernadeiro empieza a teñir la ropa de los vecinos con la ceniza que les arroja y los Visparros no paran de amenazar, más que coger, con sus tenazas. Y lo que da pánico es ver que te lanzan la "maza", ese leño atado a una cuerda, que se te acerca y, afortunadamente, nunca llega a alcanzarte.
Al llegar a cada casa, anunciándose con el ruido de los cencerros, siempre se repite el mismo ritual. Cuando sale el dueño o dueña de la casa el cortejo pregunta: ¿Cantamos o marchamos? A lo que el dueño o dueña de la casa siempre responde: ¡Cantad, hijos, cantad!
Así se va desgranando la tarde y las calles y casas del pueblo, mientras el varal empieza a curvarse por el peso de los productos de la matanza y las cestas hay que llevarlas a vaciar.
Cuando se termina el recorrido, se organiza una cena a la que acuden todos los vecinos del pueblo.
SAN MARTÍN DE CASTAÑEDA - ZAMORA
05/01/2020