Por Edmundo García
La vergüenza de Palmarito del Cauto es vestido por sus manejadores, preso, torturado por una mesa al servicio de la Seguridad del Estado, la cual se precipitó contra su sacrificada frente.
En estos días se celebra el día de la masonería, los hermanos de esa fraternidad lo hacen con júbilo y orgullo, debo aclarar que soy neófito en las interioridades de las órdenes, pero también que tengo amigos masones y de ellos siempre he recibido apoyo y solidaridad, por demás en mis días más oscuros, en Miami y en La Habana, tengo una gran gratitud porque sin ser uno de ellos, me han tratado como si lo fuera en su afecto.
En Cuba, masones llegados de los EE.UU. confraternizan con sus iguales cubanos, pero el diablo está en los detalles; un medio financiado por USAID adjunta al Departamento de Estado de los EE.UU., publica un artículo donde revela que el delincuente común devenido en opositor y financiado, dirigido y marioneta de los sectores radicalmente anticubanos y pro Trump, es masón, vaya, qué revelación tan oportuna para estos días en que el susodicho ha sido desenmascarado públicamente por sus actos delictuosos propios de la camorra de mafiosa, qué hay detrás???
No hay que graduarse en Georgetown University para verlo, no cuando se tiene la experiencia de conocer el pájaro por la cagá en estas lides. Hay que lavar la cara de José Daniel Ferrer, presentarlo como pacifista, preso político, luchador por la libertad, hombre de Dios, buen esposo, padre, hijo, amigo, patriota, todo un derroche de virtudes con que la vergüenza de Palmarito del Cauto es vestido por sus manejadores, preso, torturado por una mesa al servicio de la Seguridad del Estado, la cual se precipitó contra su sacrificada frente, por órdenes de Quiñones, todo el barniz para que el mercenario no parezca un pandillero abusador de sus subordinados, todo, hasta masón.
Pienso en la masonería de Martí y de Maceo, en la de los hermanos masones que celebran su fecha y no puedo menos que preguntarme: algún día nos sorprenderá la maquinaria de máscaras con una solicitud de santidad en vida para el impostor??? Respeten una hermandad que ha estado y está colmada por la generosidad y grandeza de tantos ilustres, porque como dice aquel sucu sucu pinero: Los majases no tienen cueva, Felipe Blanco se las tapó.