Seguro que muchos de vosotros habréis visto los programas de Master Chef y Top Chef. A mi personalmente me gusta más el segundo, porque aparte de que son profesionales y se les puede exigir mucho más, creo que AÚN no se ha desvirtuado tanto como Master Chef.
Vi la primera edición de Master Chef y me gustó bastante por ser un programa nuevo, que nos acercaba aún más a los fogones con participantes "novatos" (y lo pongo entre comillas porque algunos de novatos tenían poco), sorprendiéndonos cada semana con platos que para nada eran de un nivel sencillo.
Sin embargo fueron pasando las ediciones y ocurrió lo que les pasa a muchos programas, se vuelven repetitivos y con falta de originalidad, además de recalcar algunos valores negativos como son la extrema dureza con la que se juzga a los participantes.
En esta última edición todo lo que he mencionado salta a la vista. El primer caso fue el del participante que nos presentó el mítico "León come Gamba", que seguro que habréis visto por las redes sociales.
Soy el primero en reconocer que me quedé asombrado cuando vi al concursante presentando aquel plato y me eché unas buenas risas. Pero lo peor y aquí si que estoy totalmente en contra fue el bochornoso comportamiento por parte del jurado, sobre todo por parte de Pepe Rodríguez y Jordi Cruz, enseñándose y superando todos los límites marcados de la educación y del respeto.
Pero si creíais que eso quedó ahí, nada más lejos de la realidad, esta semana volvió a repetirse otro desafortunado incidente por parte de Jordi Cruz.
Los concursantes tenían que copiar una receta del gran Jordi Bordas, que era sumamente difícil tanto para amateurs como para profesionales.
Todos los concursantes lógicamente tuvieron problemas para elaborar este plato y el único que lo presentó bastante bien fue Carlos.
Obviamente el jurado fue duro con todos, pero cuando le tocó a Pablo volvió el ensañamiento sin sentido que tan poco me gusta en estos casos.
Jordi Cruz dio la vuelta al plato y lo rompió delante de las narices del concursante, con unos aires y una mala leche fuera de lugar, dejando a Pablo destrozado y apunto de llorar.
Y yo me pregunto ¿Dónde está la línea entre la dureza y la falta de respeto? Luego vienen pidiendo disculpas en las redes sociales de todo corazón para lavar su imagen, justificándose que en las cocinas profesionales es así de duro.
Perdónenme pero eso es totalmente mentira. En las cocinas profesionales hay estrés, hay tensión y alguna que otra vez puede soltarse algún grito que otro, pero a mi nadie me ha tratado con ese desprecio ni conozco a nadie que lo haya sufrido.
Ultimamente parece que algunos cocineros tienen los humos muy subidos por ser conocidos en televisión y parece que se han olvidado totalmente de que ellos también tuvieron un comienzo y que en el caso de Master Chef no son cocineros profesionales. Ni si quiera en Top Chef donde se pueden permitir ser más duros con los concursantes he visto esa rudeza y falta de humanidad en algunas ocasiones.
Señores del jurado yo cambiaría un poco su forma de juzgar porque cuando juzgáis de esa forma no estáis siendo objetivos y no aportáis nada, sin embargo os estáis definiendo vosotros mismos.