Prehistoria.Lectores, demos un salto en el tiempo y situémonos a principios de la década de los 90. Por aquel entonces se libraba una batalla campal, tecnológica y publicitaria entre las dos principales compañías del sector de los videojuegos. A un lado del ring se encontraba Nintendo, que con Super Famicom/Super Nintendo como principal estilete se enfrentaba a Sega, la cual intentaba contrarrestar a su rival con su Mega Drive/ Genesis.La primera se encontraba altamente asentada en territorio japonés, mientras que Sega tenía en su poder una buena parte de los pasteles americano y europeo. A pesar de ello, la compañía de Sonic en vez de hacer fuerza contra La Gran N, se encontraba dividida entre sus facciones americana y japonesa (la europea desgraciadamente pintaba poco en aquel panorama).La carrera por los 32 bits fue peor que la de los soviéticos y los americanos en su batalla por el espacio. A pesar de gozar las 2D de una increíble salud, Sega y Nintendo se vieron enzarzadas en un rifi-rafe por mejorar sus consolas mediante add-ons. Nintendo se alió con Sony para crear el SNES CD-Rom, al cual abandonó prontamente para centrar sus esfuerzos en la creación y potenciación del Chip Super FX, gracias al cual nacieron obras del calibre deSuper Mario World 2: Yoshi’s Island o la saga Donkey Kong Country, juegazos que obtuvieron su merecido éxito.
Cabe reseñar que a pesar de ello, Saturn consiguió ser una consola capaz de lo mejorcito sobre el plano de las dos dimensiones, muestra de ello son pequeñas maravillas como el predecesor espiritual de Odin Sphere para PlayStation 2:Princess Crown, el cual no salió de Japón, o algunos juegos de lucha made in Capcom como puede ser Street Fighter Zero 3, toda una señora virguería como conversión o el viciante Saturn Bomberman. Pero no solo de la bidimensionalidad vivió, títulos como Nights (que venía acompañado del novedoso Control Pad 3D), Virtua Fighter 2, Fighters Vipers y el crossover de ambos, Fighters Megamix o Resident Evil entre muchos otros.Pero como a partir de estos años a Sega absolutamente todo le empezó a salir como el culo (o siguió a haciendo todo de puta pena, según se mire), su bajada de pantalones en favor de las 3D les acarreó problemas para la programación de juegos por parte de las third parties, las cuales acabaron centrándose en la gran vencedora del grupo de consolas de quinta generación, Sony PlayStation.A pesar de sus esfuerzos en Japón en el terreno de la publicidad con Segata Sanshiro como estandarte, incluso en este campo Sega cosechó una derrota clarísima. Si a todo ello le sumamos la facilidad con la que se podía piratear una PlayStation (a lo que siempre dio la sensación de que Sony no hacía demasiado por evitar dicha situación…) y los títulos a los que tenía que hacer frente a sus rivales (Sony en ese aspecto se movió a las mil maravillas, obteniendo licencias por doquier entre las que destacaban Final Fantasy VII, Tekken o Metal Gear Solid por poner “simples” ejemplos, teniendo a Nintendo a ese Juego llamadoSuper Mario 64 como carta de presentación para Nintendo 64), no podemos obtener otra cosa que un soberado Fatality que desembocó en la pronta aparición-extintor de Sega Dreamcast, una de las mejores consolas de sobremesa que han existido jamás.Con toda la parrafada que os acabo de soltar, quizás podáis pensar que Sega fue muy desgraciada y tal, pero lo cierto es que ella misma se auto-condenó con la creación de algunas conversiones patateras de sus recreativas, la cancelación de muchos proyectos punteros, o con las puñeteras decisiones de no sacar auténticos juegazos de las fronteras japonesas.Dentro del grupo de juegos que no salieron de Japón podemos ver la que iba a ser la respuesta de Final Fantasy VII: Grandia, el cual curiosamente arribó a nuestra tierra gracias a PlayStation; el port de Radiant Silvergun, uno de los mejores matamarcianos de toda la historia y que cuenta con el sello de esos genios que se hacen llamar Treasure (Gunstar Heroes, Ikaruga, Sin and Punishment, etc.); o la decisión de traer solo uno de los tres episodios de los que se componía Shining Force III, serie que contaba con bastantes adeptos en Occidente.Si ya de por sí esos tres juegos justificaban la compra de la consola, con las cancelaciones de vacas sagradas del calibre de Shenmue, Virtua Fighter 3 y Sonic Xtreme fue el acabose. Si bien es cierto que habría que analizar el contexto por el cual fueron cancelados (cada uno tiene sus particularidades, y en el caso de Shenmue es hasta medianamente comprensible ante la salida de Dreamcast, lo que no quita que tuviese una pintaza INCREÍBLE para la época), lo cierto es que podrían haber sido estandartes de la consola para acompañar al sempiterno Nights. Sin ir más lejos, estaba previsto realizar un combo antiMario 64 y Crash Bandicoot para la “temporada” 96-97 que habría estado formado por Sonic Xtreme y Nights, pero todos sabemos que se quedó cojo incluso antes de nacer. En el fondo me resulta triste saber que Saturn fue la única consola de Sega que no gozó con un Sonic de los de toda la vida propio…
Resumiendo todo lo que quiero expresar sobre esta infravalorada consola: Sega tuvo mala suerte al toparse en el camino con un monstruo gris, pero aun así, en cierto modo se portó mal con sus usuarios, a los que violó (bueno, no tanto ) durante años, hecho que un tiempo después, cuando consiguieron crear LA consola, les pasó factura Dejamos nuestras desventuras segueras con las diferentes causas de la muerte de Sega Saturn, las cuales fueron propiciadas por causas externas aSEGA… y también internas, por qué negarlo. Llegados a este punto, nos toca hablar de la que fue la última aventura seguera en el ámbito de las videoconsolas domésticas (si exceptuamos las recientes apariciones de MILLONES de consolas clónicas de Mega Drive que sin estar producidas por la propia SEGA, sí que cuentan con sus pertinentes licencias para poder ser distribuídas legalmente). Empecemos.
Prehistoria de la 128 bits de Sega.Antes de hablar de Dreamcast, lo cierto es que sería injusto no nombrar a su sistema hermano, enmarcado dentro de los arcades recreativos. Sin llegar a movernos del año 1998, año de salida de Dreamcast, SEGA sacó al mercado a la sucesora de su placa recreativa Model 3, una placa que había contado con títulos del calibre de Virtua Fighter 3 o Sega Rally 2. La nueva abanderada de la compañía nipona dentro de los recreativos fue llamada Naomi, la cual tuvo una estructura parecida a la que posteriormente gozaría la consola blanquita.En ella aparecerían (sea en formato chip-rom o mediante GD-ROMs, unos discos a medio camino entre el CD y el DVD) algunas de las obras sin las cuales la historia de Dreamcast perdería bastante sentido, como son Crazy Taxi, losVirtua Tennis, la serie Power Stone o Ikaruga.
Rebuscando entre sus juegos podemos encontrar aunténticas joyitas entre las que destacaban con luz propia las creaciones de SEGA, las cuales se dividían entre los títulos creados (en un principio) exclusivamente para su consola y los provenientes de las máquinas recreativas, apovechando así las similitudes que existían entre Dreamcast y la anteriormente nombrada Naomi. Con ello, vimos aparecer cositas como los Sonic Adventure, que sin llegar a la altura de sus ancestros bidimensionales no estaban nada mal, la saga Shenmue, por la que muchos siguen llorando por ver su conclusión, ese espectáculo visual y musical al que nos somete REZ, los simuladores deportivos como las 2 entregas deVirtua Tennis o los inicios de las sagas 2K, las cuales nos brindaron muy buenos juegos deportivos a inicios del presente siglo. Por otra parte no quisiera dejarme en el tintero otras virguerías jugables del calibre de Phantasy Star Online, Chuchu Rocket, Jet Set Radio y tropecientas más por las que seguro que alguno clamará al cielo por su no-inclusión en este artículo.Si miramos hacia las third parties, hablando alto y claro, la ingente cantidad de títulos de renombre que recibió Dreamcast por parte de compañías externas fue la puñetera rehostia. Por nombrar unos pocos, se me llena la boca de babas (agradable imagen sin duda alguna) con solo pensar en los Ikaruga (made in“esa fábrica de virguerías llamada Treasure“), para mí uno de los mejores y más puñeteros shoot ‘em ups de la historia de nuestro medio. Podemos encontrar también un variado surtido de excelentes juegos de lucha, representados en títulos como los tres Street Fighter III, Capcom vs SNK,Guilty Gear X o Soul Calibur entre otros. No me gustaría dejar de lado a una obra como Metropolis Street Racer, que (le pese a quien le pese) reventaba, maltrataba y descuartizaba a su coetáneo Gran Turismo 3.Les he dado solo unos pocos nombres, pero recuerden que esas pequeñas muestras no son más que la punta de lanza de una brudical cantidad de juegos que pueden ser considerados al menos como “bastante buenos” por el gran público.
Descanse en PAZ...
Espero que os haya gustado petuniacos.