Fue un choque muy intenso, con puntos largos y peleados, en el que los dos jugadores estuvieron más irregulares de lo que se habían mostrado durante la semana. En el arranque del set inicial, ambos tuvieron algunos problemas con el primer saque: Nadal jugó con el 60% y Ferrer, con el 36%. Rafa se plantó firme en el fondo y comenzó a presionar con su devolución. Así consiguió el primer quiebre del set, en el tercer juego, que le permitió adelantarse 2-1. Pero no pudo festejar, ya que Ferrer recuperó el servicio e igualó todo en 2.
El mallorquín consiguió otro quiebre, para el 3-2; pero su mejor juego seguía aún sin aparecer y no lograba tomar las riendas del match. En el game siguiente, un par de errores de Nadal (que totalizó 18 no forzados y dos doble faltas en el set) le dieron a su oponente tres chances de quiebre. La posibilidad de perder el saque hizo reaccionar a Rafa, quien empezó a mostrar un tenis más ofensivo. Con tiros más precisos y su derecha funcionando cada vez mejor, Nadal levantó el 0-40 y, luego, cerró el set tras de una hora y 15 minutos.
Nadal continuó ganado confianza en el comienzo del segundo capítulo; mientras que su rival empezó a mostrar signos de cansancio. Al igual que en el parcial anterior, Ferrer tuvo que luchar para poder llevarse su primer game de servicio; pero no pudo mantener la paridad por mucho tiempo. David intentó complicar al mallorquín con pelotas abiertas, que lo obligaran a correr por toda la cancha, pero le faltó aceleración en sus tiros. En el tercer game, Rafa consiguió un quiebre, para adelantarse 2-1; y parecía que tenía controlado el partido.
Pero el número uno del mundo estuvo más irregular que de costumbre. Por momentos, perdía la concentración y cometía errores. Y Ferrer -que fue mejorando con su servicio (75% de efectividad con el primero) y comenzó a presionar en la red- no desaprovechó las dudas de su oponente. El partido volvió a ganar intensidad y se hizo más atractivo. En el octavo juego, el de Javea concretó la única chance de quiebre que tuvo en el parcial e igualó el marcador en cuatro. Sin embargo, la alegría le duró poco, ya que los nervios le jugaron una mala pasada en el siguiente game. Gracias a tres errores de Ferrer, Nadal sumó otro break y luego, con su saque, selló el resultado. Una particularidad: el partido terminó sin aces para ninguno.
Así, el número uno del mundo levantó su primer trofeo de la temporada y arrancó con el pie derecho la defensa de los puntos que consiguió el año pasado en la gira de polvo de ladrillo europea (en 2010, ganó en Montecarlo, Roma, Madrid y Roland Garros). Este fue el séptimo título consecutivo para Nadal sobre el polvo de ladrillo de Mónaco, el 19º en un Masters y el 44º de su carrera profesional.
Chela se quedó con las ganas en el dobles
Tampoco hubo sorpresa en la final de dobles del certamen. Juan Ignacio Chela y el brasileño Bruno Soaresno pudieron dar el batacazo ante los primeros sembrados, los hermanos Bob y Mike Bryan. Los estadounidenses se impusieron sin problemas por 6-3 y 6-2, en sólo 54 minutos de juego, y consiguieron su segunda corona sobre el polvo de ladrillo de Mónaco. La pareja norteamericana -que ya se había consagrado en este torneo en 2007- sumó así su tercer título del año.
Cuadros de Montecarlo:
-singles
-dobles
Foto: Yahoo Sports