Matambre es una palabra de la que fácilmente se adivina su etimología: procede de las voces matar y hambre.
El matambre es una capa delgada de carne pegada al cuero y el costillar del animal, que antiguamente se cocinaba asado directamente sobre las cenizas... aunque hoy en día existen múltiples formas de prepararlo: asado, cocido, al horno. Se conserva muy bien y puede además consumirse frío como fiambre...
Los principales países que disfrutan de semejante manjar son Argentina, cuna del matambre, Bolivia, Paraguay, Chile y Uruguay. Precisamente desde Chile nuestra custodio Toyita nos envía una estupenda receta que os dejamos AQUÍ.
El poeta y escritor argentino José Esteban Antonio Echeverría Espinosa (1805-1851) escribió en 1837 su Apología del Matambre, que comienza así:
“Un extranjero que ignorando absolutamente el castellano oyese por primera vez pronunciar, con el énfasis que inspira el nombre, a un gaucho que va ayuno y de camino, la palabra matambre, diría para sí muy satisfecho de haber acertado: éste será el nombre de alguna persona ilustre, o cuando menos el de algún rico hacendado. Otro que presumiese saberlo, pero no atinase con la exacta significación que unidos tienen los vocablos mata y hambre, al oírlos salir rotundos de un gaznate hambriento, creería sin duda que tan sonoro y expresivo nombre era de algún ladrón o asesino famoso. Pero nosotros, acostumbrados desde niños a verlo andar de boca en boca, a chuparlo cuando de teta, a saborearlo cuando más grandes, a desmenuzarlo y tragarlo cuando adultos, sabemos quién es, cuáles son sus nutritivas virtudes y el brillante papel que en nuestras mesas representa.
No es por cierto el matambre ni asesino ni ladrón; lejos de eso, jamás que yo sepa, a nadie ha hecho el más mínimo daño: su nombradía es grande; pero no tan ruidosa como la de aquéllos que haciendo gemir la humanidad, se extiende con el estrépito de las armas,…”
Bon apetit. ;-)
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